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OJALÁ LOS ESPAÑOLES NO SEAN RENCOROSOS

Aunque en España ya han tomado nota de la clase de personaje que es Andrés Manuel López Obrador, quien se ha empeñado en que el Rey Felipe debe ofrecer disculpas a México por lo ocurrido hace 500 años durante la época de la Conquista, no dejó de causar sorpresa la noticia que el pasado miércoles dio la vuelta al mundo luego de que el presidente de México expusiera durante su conferencia Mañanera la intención de poner en pausa la relación entre ambos países.

La reacción al otro lado del Atlántico fue como de niños regañados preguntándose el tradicional “¿ahora qué hicimos?”.

Y ciertamente no hicieron nada, se trató de una ocurrencia más de nuestro presidente que no mide sus palabras y quizá le pareció buena idea usar el tema como cortina de humo ante la vorágine de críticas y reproches que ha recibido su gobierno y él en particular desde el momento en que el periodista Carlos Loret de Mola presentó una investigación en la que se presume un caso de corrupción en el que estaría involucrado su primogénito José Ramón López Beltrán.

Si bien aclaró un día después en el mismo escenario que “poner pausa” no suponía un fin de las relaciones diplomáticas entre ambos países sino “un comentario, una plática” más bien informal, sus palabras fueron un paso más allá en su ya tensa relación con España.

“No se habla de ruptura sino de una protesta fraterna”, dijo, dirigiendo sus críticas en específico hacia las empresas españolas presentes en el país azteca.

“Tenemos relaciones íntimas con el pueblo de España, pero en los últimos tiempos durante el periodo neoliberal, empresas españolas apoyadas por el poder político, tanto de España como de México, abusaron de nuestro país y de nuestro pueblo, nos vieron como tierra de conquista”, aseguró.

Madrid respondió el mismo jueves que “rechaza tajantemente las descalificaciones” de AMLO contra España y sus empresas. “El gobierno desea unas relaciones basadas en el respeto mutuo, como quieren los españoles y los mexicanos, sin este tipo de manifestaciones”, dijo en un comunicado el gobierno español.

Aunque ninguna ha sido denunciada ante la Justicia por el gobierno mexicano, las empresas españolas han sido señaladas en multitud de ocasiones por AMLO desde que accedió al poder. Las acusa de haber firmado contratos en condiciones ventajosas y bajo conflictos de intereses con gobiernos pasados de México.

Pese a lo habitual del mensaje, expertos alertan que no se debe pasar por alto el impacto que esta postura del mandatario podría tener para ambos países y sobre la confianza de las compañías españolas, teniendo en cuenta su importante rol inversor en México.

 

¿Cuál es la presencia en México de empresas españolas?

 

España es, de hecho, el segundo país que más invierte en México -solo por detrás de Estados Unidos- a través de 7.000 empresas dedicadas a sectores que van desde el eléctrico hasta el bancario.

Durante los primeros nueve meses de 2021, la inversión española fue de US$76.000 millones, lo que representa el 12% de la Inversión Extranjera Directa (IED) de México.

Algunas de las empresas españolas se han convertido ya en parte importantísima de la cultura mexicana y del día a día de su población.

Un claro ejemplo son BBVA y Santander, distinguidos como los dos mayores bancos en el país. CriteriaCaixa tiene una participación del 9,1% en Inbursa, el grupo financiero del multimillonario Carlos Slim. Banco Sabadell, por su parte, opera en México desde 2014.

En el sector de telecomunicaciones, Telefónica Movistar es el segundo operador de México con algo más del 20% de líneas móviles de acceso a internet, solo por detrás de la firma Telcel de Slim.

Iberdrola, por su parte, es el mayor productor privado de electricidad en México. Da servicio a más de 20 millones de personas y en 2019 generó el 16% de la energía de país. También Gas Natural Fenosa está presente en el país azteca.

En hidrocarburos, Repsol contaba a finales de 2020 con unas 250 estaciones de servicio en México. Cepsa opera a través de su red de estaciones Red Energy.

Además, la inversión española es la segunda más importante para la industria turística mexicana, especialmente en la zona de Cancún y Riviera Maya. En 2018, ascendió a los US$213 millones.

“Todas estas empresas son importantísimas y muestran que uno de cada diez dólares que llegan a México en términos de inversión extranjera provienen de España, lo cual es muchísimo”, destaca Ana Bertha Gutiérrez, coordinadora de Comercio Exterior y Mercado Laboral en el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).

La experta alerta del peligro de desestimar la importancia de España como peso fuerte para la economía de México, “especialmente cuando sabemos que desde 2019 la inversión en el país va en declive”.

“Esta inversión genera nuevas empresas y nuevos empleos, que son condiciones fundamentales para mejorar las condiciones de vida de nuestra población. Definitivamente, ambos países tienen beneficios de esta relación”, añade.

En España, séptimo país al que más se exporta desde México, existe además una inversión mexicana que supera los US$25.000 millones, destacó el gobierno español en su comunicado en el que calificó a ambos países como “socios estratégicos”.

 

¿Cuáles son las críticas de AMLO?

 

AMLO ha señalado en innumerables ocasiones las condiciones abusivas en las que supuestamente operan en el país algunas empresas españolas gracias al apoyo de gobiernos anteriores. “En cada sexenio había una empresa favorita de España”,dijo el jueves.

“Estamos hablando de subsidios, dinero de todos los mexicanos que, en vez de usarse para sacar de la pobreza al pueblo, se usaba para favorecer a estas empresas”, aseguró en conferencia de prensa. “Ya no se acepta la corrupción”, remarcó.

Así, criticó por ejemplo que Iberdrola se convirtiera”en una especie de monopolio en México y recibiera un trato privilegiado” durante el gobierno de Felipe Calderón, de quien recordó que entró a trabajar al Consejo de Administración de la compañía eléctrica tras su mandato junto a quien fuera su secretaria de Energía.

Ignacio Sánchez Galán, presidente de la eléctrica española que ya ha recurrido legalmente varias medidas adoptadas por el gobierno de AMLO, aseguró a finales de 2020 que Iberdrola había completado la inversión prevista en el país latinoamericano y que no iniciaría nuevas acciones si el gobierno mexicano no lo deseaba.

De la constructora OHL, el mandatario dijo que “era la empresa favorita en el sexenio pasado (del expresidente Enrique Peña Nieto)”. La compañía estuvo envuelta en polémicas durante el pasado gobierno por la filtración de conversaciones que apuntaban a a una presunta corrupción por parte de funcionarios del gobierno y directivos que acabaron saliendo de la empresa.

De Repsol aseguró que “solo el análisis de cuánto se llevaron de México en el gobierno de Calderón, solo de cuánto dinero del presupuesto público obtuvieron, ayudaría a comprender que fue un abuso”.

También dirigió sus dardos a BBVA. “El presidente del consejo de Bancomer, que ahora pertenece a empresarios españoles, se pronunció en contra mía diciendo que era un populista (…). Pues ¿cómo se sentían? Los dueños del país”.

Desde el IMCO, Gutiérrez no descarta que puedan haberse cometido abusos en algunos casos de empresas españolas, pero recuerda la importancia de que las acusaciones estén respaldadas por investigaciones que lo demuestren.

“No se pueden hacer simplemente declaraciones al aire si no van acompañadas de acción jurídica y acción legal”, señala.

Para la experta, “es un error generalizar los posibles casos que pueda haber y “contagiárselo” a todas las demás inversiones españolas en el país. Es un error verlas a todas como la misma cosa y, definitivamente, es un error verlas como algo nocivo para México”.

 

¿Cómo podría afectar a la inversión española en México?

 

Así, aunque las críticas de AMLO hacia el empresariado español son ya habituales en su retórica, Gutiérrez pide no minimizar su posible impacto.

“Estos eventos atacan a la certeza de las inversiones en el país (…). Si el presidente está poniendo en duda las inversiones provenientes de países específicos, indudablemente va a tener efecto sobre las decisiones de esos inversionistas de a dónde dirigir sus recursos”, opina la analista del IMCO.

“Y es mala noticia si vemos que otros países como China, Singapur o India están teniendo un impulso para verse como destinos más atractivos de inversión, mientras que en México es lamentable que no esté ocurriendo lo mismo”.

Al menos hasta pocos días antes de estas polémicas declaraciones de AMLO, España aseguraba seguir decidida a apostar por su inversión estratégica en México.

Como ejemplo, la Cámara Española de Comercio en México (Camescom) destacó el pasado 4 de febrero cómo la inversión extranjera global recibida por México en 2020 cayó un 19%. Sin embargo, la procedente de España solamente disminuyó un 1%.

“Se demuestra así, de nuevo, el compromiso y vocación de permanencia de la inversión española en el país”, subrayó el organismo en un comunicado.

Aún está por ver si habrá cambios en su estrategia tras esta nueva escalada en la tensión de la relación de AMLO con el empresariado español.

Para Andrés Manuel López Obrador, su declaración del día siguiente, en la que matiza su dicho bajo el argumento simplista de que poner pausa para él significa “serenar la relación”, habría puesto fin al conflicto, pero no se puede descartar a priori que pueda haber constituido un problema de mayores alcances en el ánimo del Gobierno Español, que en voz de José Manuel Albares, ministro de Asuntos Exteriores, UE y Cooperación, amagó: “Nadie debe llamarse a engaño, el Gobierno de España va a defender, y lo hará ante cualquiera, los intereses de los españoles, de sus empresas y la honorabilidad de España”.

Opinión.salcosga@hotmail.com

@salvadorcosio1

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