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MANITA DE PUERCO’ A AEROLÍNEAS

El gobierno federal está decidido a hacer funcionar el aeropuerto Felipe Ángeles (AIFA) que se construye en Santa Lucía, y no permitirá que las aerolíneas le hagan el feo a esta terminal aérea que lleva 68.98 por ciento de su edificación, así que ya amagó con ‘hacerles manita de puerco’ -como se dice coloquialmente- para obligarlas a que la incluyan en sus operaciones, pues de lo contrario prevé limitar el número de vuelos en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.

“Si las aerolíneas no vinieran aquí (a Santa Lucía) vamos a tener que limitar. Vamos a tener que decirles: ‘Este es el número de operaciones. Tú sabes que no se pueden más vuelos’”, dijo a Él Financiero, el subsecretario de Comunicaciones y Transportes, Carlos Morán Moguel, durante un recorrido por la obra que se ofreció a medios de comunicación, al momento que explicó el plan de distribución de vuelo, en el cual permitirán hasta 61 operaciones por hora en el AICM.

“Lo que quisiéramos nosotros es que comprendieran las aerolíneas las ventajas que está representando Santa Lucía y por atracción natural, les interese venir a Santa Lucía”, sostuvo Morán Moguel, quien prevé que entre 2022 y 2023 el AICM alcance una recuperación que permita distribuir y limitar vuelos.

Francisco M. McGregor, piloto comercial por 44 años, y quien es miembro de ASPA de México y del Colegio de Pilotos Aviadores de México, sobre el tema de este aeropuerto que hace apenas unos días el gobierno de México entregó en concesión a las autoridades de la Secretaría de la Defensa Nacional para que sean las fuerzas castrenses las encargadas de la administración de un aeropuerto que seguramente traerá complicaciones adicionales por ser uno civil internacional y al mismo tiempo la base aérea militar estratégica más importante del país, escribió:

“No hay que olvidar que nuestras Fuerzas Armadas más allá de sus habilidades y virtudes lógicamente no  cuentan con la experiencia necesaria en la operación y administración de un aeropuerto internacional y además civil porque esto no es parte de su formación.

Un par de días más tarde, tanto la Secretaría de Comunicaciones y Transportes como la Agencia Federal de Aviación Civil declararon en medios que el aeropuerto de Santa Lucía, en combinación con el actual Benito Juárez y el aeropuerto de Toluca, representan una operación conjunta “viable”.

Ser viable no significa que sea segura o eficiente, y ahí es donde empiezan un sinnúmero de dudas, empezando con el hecho de que un Aeropuerto Internacional debe ser certificado también previo a su construcción, teniendo como base el procedimiento para evaluación de conformidad con el Anexo 14 de OACI (PECA) que hace referencia al convenio sobre  aviación civil.

Ya se ha comentado que hay grandes ciudades en diferentes partes del mundo que cuentan con tres aeropuertos o quizá más operando conjuntamente desde hace años, pero debemos recordar que estos aeropuertos se encuentran instalados en grandes extensiones de terreno plano que permite una segura administración del espacio aéreo y contempla diferentes rutas de escape libres de obstáculos incluso a bajas altitudes.

Los tres aeropuertos y su espacio aéreo que se pretenden operar en México presentan problemas orográficos importantes, debido a que se encuentran en un valle rodeado de grandes elevaciones montañosas. Por ejemplo:

Los volcanes Popocatépetl, el Iztaccíhuatl se elevan alrededor de los 5,500 metros sobre el nivel del mar, la sierra del Ajusco alcanza los 3,900 metros, la sierra de Guadalupe que llega a los 2,900 metros y la sierra de las Cruces que divide a la ciudad de México de Toluca con sus casi 3,500 metros de elevación en su punto más alto y sus 110 kilómetros de longitud.

Todo este sistema orográfico convierte al valle de México en un verdadero embudo para las operaciones aéreas.

La Ciudad de México que tiene una extensión de 1,490 kilómetros cuadrados se encuentra  a los pies de esta orografía, y es una de las ciudades más pobladas del mundo y sobre ella sobrevuelan cientos de aviones diariamente.

Debido a las condiciones montañosas, algunos procedimientos han sido aprobados a través  de permisos especiales de acuerdo con lo establecido por OACI para que las aeronaves puedan operar reduciendo distancias con obstáculos y terrenos diferentes a los que se enfrentan en las reglamentaciones internacionales.

Por otra parte es, necesario recordar que las condiciones de tiempo a lo largo de año en el área de México son muy variables y van desde las densas nieblas pasando también por  días de baja visibilidad debido a  la contaminación por humo, tolvaneras y desde luego las mayores tormentas eléctricas y a veces hay que lidiar hasta con ceniza volcánica.

Este tipo de condiciones provocan un sinnúmero de solicitudes por parte de los pilotos para obtener desviaciones durante sus vuelos y evitar condiciones que son potencialmente peligrosas durante salidas y llegadas, pero estos permisos se otorgan por parte del control de tráfico aéreo considerando los límites que ya son reducidos y que marca la propia orografía del Valle de México.

Lo anterior representa una enorme carga adicional de trabajo para los controladores de tráfico aéreo que deben dar entrada y salida a aeronaves que, ya a velocidad reducida, se mueven a un promedio de 300 kilómetros por hora, además de coordinar operaciones desde y hacia tres distintos aeropuertos en un espacio aéreo que no da mucho margen de movimiento de aeronaves en determinadas condiciones de tiempo.

Por lo pronto ya se ha llevado a cabo una especie de reconfiguración del espacio aéreo del Valle de México para poder operar tres aeropuertos al mismo tiempo, pero todavía no sabemos de una certificación y aprobación internacional oficial ni del nuevo aeropuerto ni de su espacio aéreo.

Las modificaciones de las que hablamos han causado muchas dudas a los involucrados en la operación aérea y también a la población de la Ciudad de México que de hecho ya han iniciado demandas por exceso de ruido que supera el máximo de decibeles permitido por la  cercanía de aeronaves que sobrevuelan a menor altitud las partes más altas de la ciudad.

Por otra parte, las aerolíneas nacionales e internacionales deberán hacer sus consideraciones desde el punto de vista de la conveniencia financiera y operativa y desde luego desde el punto de vista seguridad para aceptar la operación en el nuevo aeropuerto de Santa Lucía.

El aeropuerto de Santa Lucía está programado para iniciar operaciones en marzo del 2022, pero para entonces tanto el aeropuerto como el sistema de administración del espacio aéreo deberá contar con la certificación internacional de la que hablamos que es necesaria y que garantice a todas las aerolíneas un funcionamiento, seguro, eficiente y financieramente adecuados.

Tema aparte es que se refiere al sistema de conexión terrestre entre tres aeropuertos que deberá ser seguro, moderno, rápido, adecuado y eficiente no solo para pasajeros civiles y para militares sino para toda clase de equipo y enseres”.

Sobre las aerolíneas que operarán en Santa Lucía, el director y responsable de la obra realizada por el Ejército, Gustavo Vallejo, dijo que empresas nacionales e internacionales están interesadas en volar en el nuevo aeropuerto, pero sin mencionar cuáles.

“Hemos tenido la presencia de todas las aerolíneas, nacionales y, recientemente, internacionales han certificado la calidad de los trabajos, tienen todas ellas gran interés de operar”, dijo a medios.

Sin embargo, reconoció que aún falta publicar las tarifas aeroportuarias que aplicarán, lo que permitirá saber cuáles aerolíneas llegarán y saldrán de Santa Lucía.

Lo cierto es que a menos de un año que se cumpla la fecha estipulada para su apertura, el aeropuerto de Santa Lucía solo cuenta con una aerolínea confirmada para operar: la de AMLO

Opinión.salcosga@hotmail.com

@salvadorcosio1 

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