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RADIO NAYARIT EN VIVO

Organilleros: Un estilo de vida en peligro de extinción

Originario de Puebla y de oficio Organillero, es como se define Manolo Coco Fernández, quien en entrevista narra parte de su vida, pero sobre todo del oficio que durante 10 años le ha permitido llevar el sustento a su familia.

CILINDRERO A LA VISTA…Su música- cobija y hace posible su estilo de vida: el llevar el sustento hasta sus hogares.

Apenas da vuelta su mano a manivela de su instrumento, cuando ya tiene encima un sinnúmero de mirandas en el centro histórico de Tepic

Se trata de Manolo Coco Fernández, de oficio organillero que va de paso por nuestra ciudad.

“Mucha gente, sobre todo- la de edad avanzada, nos conoce como cilindreros, pero la verdad, somos organilleros, es decir músicos callejeros que nos ganamos el sustento ejecutando este instrumento autómata constituido por un órgano de tubos portativo y un sistema mecánico de relojería, más conocido como organillo.

Pero bueno cada quien nos puede llamar como quieran- es bien recibido, tu servidor lleva apenas 10 años, es mi pasión y más que eso- es el sustento para mi familia, me preguntas que tan pesado, sencillo o complicado es darle vida al organillo,-mira te diré- difícil como todo en la vida, ya sabes que en la vida nada es fácil, y si tiene su chiste, como todo oficio, todo trabajo, tiene sus dificultades, pero más allá de las dificultades -cuando te gusta hacer algo, pues lo haces muy contento, agradablemente y más si la gente te apoya, te da una moneda y te hace buenos comentarios, halagos y demás. A mí en lo particular, con que les guste a las personas con eso nos damos por bien servidos verdad”.

Manolo Coco Fernández, originario de la ciudad de Puebla, nos comenta que el organillo tiene un peso promedio entre 38 y 40 kilogramos, lo trabajan de lunes a domingo, no se tiene prestaciones de ley ni un sueldo por parte del gobierno: “es un trabajo que se remonta al Porfiriato y a la Revolución de 1910. Es decir, que su valor está en la tradición, y no tanto en su rentabilidad.

El que tu puede ver es un organillo, que puede tocar hasta 8 melodías, otros llegan a traer 10, por lo regular son 8, anteriormente traía yo uno que era de 10 canciones, son muy grandes, este es más chico y solo trae 8 canciones, todos traen distintas canciones, puede traer variado, no todos traen las mismas, difícilmente se pueden cambiar las melodías, porque los cilindros ya no te los hace cualquier persona, además es costoso, pero con dinero claro que si se pueden cambiar”.  

EN PELIGRO DE EXTINCIÓN

Según información proporcionada por la agrupación Organilleros de México, en la actualidad quedan alrededor de 300 organilleros en el país y solo 90 organillos, debido a la falta de refacciones de este instrumento, a las nuevas tecnologías y al cambio generacional, que prefiere otro tipo de música.

“Y si a ello le anexas el tema de los autobuses que son caros, es complicado, una larga distancia pues si la verdad no te conviene- aparte el gasto que hay que realizar, aquí a Tepic venimos solo pocos días, un promedio de 10 días, no podríamos quedarnos de planta, el organillo se descompone y no hay refacciones”.   

Es importante resaltar que, un buen organillero debe saber cargar el cilindro, zanquearlo, alzar la navaja y mover el rodillo para seleccionar la pista deseada: “de lo contrario se desafina el instrumento, además, no es sólo darle vuelta a la manivela, cada canción lleva su consonancia y su contexto, se ve fácil pero no lo es, la verdad tiene su chiste”.

ALGO QUE HAY QUE SABER

Los organillos fueron traídos de Alemania a finales del siglo XIX. El mono araña que los acompañaba aludía a la forma de explotación europea.

En México, su auge fue tras la Revolución Mexicana, cuando los “cilindreros” comenzaron a tocar en ferias y plazas públicas, llevando un uniforme similar al del ejército del general Francisco Villa.