mañanera claudia sheinbaum

Soltero maduro…

Mejor que el Silencio

Atrás quedó el mal de amores, adiós a esa idealización del amor romántico que tanto daño nos hace; aunque, como seres humanos intrínsecamente buscamos el encuentro y unión con otro ser.

Existen muchos mitos sobre el “amor”, principalmente aquellos que tienen que ver con el comportamiento del otro y se reflejan en frases como: “te cela porque te quiere”, “no puedo vivir sin ti”, “si me dejas me mato”, “soy tuyo y tu eres mía”, entre otros; basamos las relaciones con base a apegos e inseguridades, tratamos de complementarnos de manera constante, sin saber que estamos completos.

Nos aferramos a una idea utópica que el amor lo puede todo, pero la realidad es otra; nos frustramos pensando que hacemos mal para que la relación no funcione, cuando si debería.

Los estereotipos sobre las relaciones están cambiando, ya los matrimonios no son a temprana edad como antaño, y no lo digo yo; el INEGI muestra que en los últimos nueve años los matrimonios han disminuido, de presentarse más de 570 mil en el 2011 a registrarse solo 335 mil en el 2020; además la edad de los contrayentes ha aumentado, de 29 años en promedio del 2011, a 33 años en el 2020.

Eso nos dice bastante, principalmente que mientras más avanza el tiempo no “se nos pasa el tren”, como hemos escuchado en muchas partes, el amor no tiene edad y punto; nos hemos dado cuenta que compartir “toda una vida” no es tan romántico como se pinta, la pandemia nos lo mostró, pues el encierro durante el 2020 nos arrojó la cifra de más de 92 mil divorcios, prácticamente por cada 100 matrimonios 27.6 terminaron en una ruptura.

Y es que, siendo sinceros, el amor no cambia a las personas, aunque se “romantice” esa idea; no existe esa formula mágica para “transformar” a nuestras parejas; es mentira que, si le dedicamos tiempo y esfuerzo, lo lograremos, al contrario, es desgastante para nosotros.

Otra mentira es si el amor es bueno “durará toda una vida”, pues no, destrocemos ese mito: el amor dura lo que dura y a veces solo dura lo que dura “dura”. Algunas relaciones subsisten años, otras, meses e incluso algunas permanecen escasos días; el amor surge, cambia, se deteriora, se transforma, evoluciona o muere. Y la vida sigue igual.

Debemos darnos cuenta que con o sin pareja estamos completos, que “la media naranja” no existe; que es mejor ser un “soltero maduro” y no terminar en un matrimonio “inseguro”, porque eso tampoco es un sinónimo de homosexualidad, como termina originalmente el dicho.

Porque el ser “maduro” (para referirse a la edad) y soltero no te hace homosexual, quitemos ese estereotipo que la “masculinidad” ha impuesto, simplemente ya se analizan todas las posibles situaciones que un matrimonio conlleva, porque “el casado casa quiere” y el Infonavit lo sabe.

Indudablemente el chip ha cambiado; y eso es bueno, pues un matrimonio no debe tomarse a la ligera y más si se planean tener hijos, pero de eso ya se hablará después.

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