LA PRUDENCIA EN POLÍTICA
La prudencia política nos invita de experiencia inmediata.
I.- A no chocar con nada y con nadie.
Entendiendo, que todo choque verbal o de hecho, sucede siempre por intereses encontrados. Pero el manejarnos así nos va a llevar a confrontarnos. Sabiendo además, que toda confrontación nos va a desgastar poco, medianamente o mucho. Siendo siempre, el desgaste una pérdida en tiempo, recursos, esfuerzos o en avances. Frente a la opción del choque, está el diálogo. Como medio para dirimir toda controversia. Trabajando con él, para llegar a consensos, acuerdos y compromisos. A los cuales, siempre se les debe de dar cumplimiento.
II.- A no aceptar hacer o a tener enemigos.
La soberbia, la prepotencia y la cerrazón, nos conducen siempre, a la generación de enemistades y de enemigos. Sin entender, que en la política y en la vida, nunca hay enemigo pequeño. Una simple piedrita en el zapato, nos lo demuestra en pocos minutos. Generándonos una ampolla, una herida y luego un callo. Con dolores y molestias para caminar. Los imperios, han caído, por pequeños errores o enemigos acumulados o sumados.
III.- A nunca comprar problemas. Que además muchas veces, no son de nuestra competencia.
No busquemos nunca comprar problemas. Los que vengan para nosotros. Aún menos, los que nos son ajenos. Nos sucede, al ver la paja en el ojo ajeno, sin ver la viga en el nuestro. O en afán de quemar nuestra casa, con tal de ver arder la ajena. O pensando que debemos gobernar todo. Decidir todo. Opinar en todo. O exigir que los otros hagan lo que nosotros queremos. Sólo por sentirnos aplastantemente fuertes.
EL DIÁLOGO EN LA VIDA
El diálogo debe de ser siempre la brújula correcta de la vida individual, familiar, de dirigencia empresarial o política. En esencia, el diálogo es la apertura a la cortesía. Al entendimiento con el otro. A la aceptación del otro. Camino que necesariamente nos mueve a la prudencia y a ser prudentes. A saber oír. Que es el acto previo, para analizar lo que escuchamos. Porque oír, es diferente a escuchar. Escuchar, es discernir y tomar en cuenta lo que oímos. A ponerle sentido común y raciocinio a lo que oímos. Oímos un ruido y si le ponemos sentido común, escapamos de un posible peligro, porque escuchamos. La prudencia, es esencial en las religiones. En el catolicismo, nos lleva a discernir y a distinguir lo que está bien, de lo que está mal, para poder actuar en conciencia correctamente. O para decidir irnos por el camino del mal o del error, conocido como pecado. Esto es semejante en todas las religiones. Pero igual en la vida diaria, en la empresarial y en la política.