Ante la desinformación durante la pandemia de Covid-19, que representa un problema de salud pública según la Organización Mundial de la Salud (OMS), científicos han descubierto los motivos psicológicos y sociales detrás de las personas que comparten noticias falsas. En una serie de estudios realizados en las redes sociales más importantes, como Twitter y Facebook, estos especialistas indicaron, la desinformación suele propagarse de manera accidental entre cuentas personales.
De acuerdo con un estudio publicado por la revista Nature, las personas que comparten noticias en Internet se guían en primer lugar por el impacto social y precisión de los datos. Por ello, la veracidad y calidad de la información pasan a segundo plano, y su importancia por ser verificada se asume como tarea exclusivamente de profesionales en el área.
Cuando las noticias con estas características son falsas, generan un proceso de desinformación accidental entre grupos sociales donde se comparten, señaló Gordon Pennycook, investigador de la Universidad de Regina, Canadá. Dicho proceso es involuntario, en tanto las personas se encuentran convencidas de compartir información veraz, con la capacidad de ayudar a otros para entender acontecimientos importantes, agregó.
Asimismo, el estudio de la revista Nature informó, otros factores de peso en personas que comparten desinformación son la sorpresa, interés sobre los temas, ideología política, y humor. Si bien la postura política de la información es importante, este factor solo alcanza 30% de los motivos detrás de noticias compartidas en Internet. Entre los mil 825 voluntarios que formaron parte del estudio, el impacto social y precisión representaron entre 55% y 65% de los motivos.
Por su parte, especialistas de la revista Scientific American advirtieron, el diseño de las redes sociales privilegia el impacto social y precisión sobre la veracidad de la información. Encabezados breves y contundentes, congruentes con la información proporcionada, tienen mayor peso que aquellos con fact-checking, especialmente en redes sociales. Por ello, pese a las iniciativas de bloquear noticias falsas, el diseño mismo de las plataformas de redes sociales les permite ser compartidas entre cuentas personales.
En años recientes, con la acelerada digitalización de mensajería y noticias, así como la centralización en redes sociales, las preocupación por un aumento de desinformación han cobrado fuerza entre científicos. Estas preocupaciones se centran no solo en la intención maliciosa de crearlas, sino en los mecanismos que motivan a las personas para compartirlas entre sus círculos sociales. Según especialistas de la revista Nature, es indispensable apoyar estudios orientados a los motivos psicológicos y sociales detrás de la desinformación, así como pedir la cooperación de las redes sociales.