Ciudad de México.- El peor impacto del Covid-19 en la industria automotriz ya pasó, pero deja graves estragos en la economía para transitar a una normalidad del consumidor, que nos llevará a un periodo de tres años perdidos y no será hasta después del año 2024 cuando el sector automotor pudiera retornar a los niveles de producción, ventas y exportación de vehículos del 2019, impulsados por la reactivación del Tratado México, Estados Unidos, Canadá (T-MEC), consideraron especialistas y dirigentes de la industria.
Guido Vildozo, socio director de vehículos ligeros en América del Norte de la consultora IHS Markit, dijo que la llegada inesperada de la pandemia del Covid-19 en términos globalizados provocó una caída fuerte en la actividad automotriz, lo cual llevó a que la situación para el segundo trimestre haya sido “un golpe duro”, y con un reinicio de actividades que tendrá un mayor peso en el segundo semestre del año.
“La llegada del Covid-19 representó para el mercado interno automotor una disminución fuerte en la venta de vehículos ligeros en el país, que al comparar el segundo trimestre del 2020 contra el 2019 representa caída del 52%. Es un indicador que refleja un golpe fuerte”, expresó Guillermo Rosales, director de la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores (AMDA).
No obstante, el análisis de la industria es que lo ocurrido entre abril y mayo, se evidencia que la menor venta ocurrió en abril y en mayo hubo una mejoría en la comercialización de ligeros; mientras en junio ocurrió una muy lenta recuperación de las ventas que podría llevar a que el sector enfrentará la disminución del 30% en la comercialización de unidades ligeras hacia finales del 2020, acotó el director de los distribuidores en México.
“La recuperación de la industria tendrá que ver con las medidas sanitarias y la forma de cómo la sociedad retome su vida; pero esperamos una recuperación gradual de los mercados de exportación, respecto a lo reportado a los meses de abril y mayo”, que encaminaría a que la fabricación de autos ligeros caiga un 20% a finales del 2020, comentó Fausto Cuevas, director de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA). “Para finales de este año, se calcula que se dejarán de producir 750,000 unidades que no se van a recuperar”, abundó.
Después del paro de operaciones en la industria automotriz derivado de las medidas por confinamiento por la pandemia del virus –del 25 marzo a finales de mayo-, ha iniciado la reactivación de operaciones en Norteamérica y la demanda de Estados Unidos y Canadá ya provocó “una recuperación tremenda” en la industria de autopartes, que podría llevar a que la producción de partes y componentes de vehículos se iguale a los números reportados de julio a diciembre del 2019, afirmó Óscar Albin, presidente de la Industria Nacional de Autopartes (INA).
Hasta el momento la reactivación de los socios de Norteamérica ha resultado un alivio para México, pero un obstáculo sigue siendo el hecho de que se mantengan los contagios y se retorne al confinamiento y cierre de fábricas. “Ese sería el gran peligro para este sector”, aseveró.
La falta de una vacuna probada y autorizada, la cual no se ve disponible sino hasta finales del 2021 y por ende no habría distribución masiva de la vacuna contra el Covid-19 hasta el 2022, así que hablar de una normalidad de una actividad económica, una tranquilidad de parte del consumidor no se materialice hasta el 2023 y eso genera que entremos a un periodo de tres años perdidos, hasta que el 2023 equipare a los niveles del 2019, proyectó el director de vehículos ligeros de IHS Markit.
Sí es posible que aspiremos a una recuperación en el mediano plazo, pero será similar a la que se alcanzó el año pasado (2019). “El riesgo más grande que tenemos es en vehículos eléctricos y en sustentabilidad de las economías de escala necesarias para vehículos eléctricos, porque se visualizaban más de 100 millones de vehículos para el 2023 y ahora quizá sean 90 millones de unidades, lo que nos deja en desventaja en ese nicho”, anticipó el especialista automotriz internacional.
A reinventarse
El Covid-19 es el reto más grande de los últimos años, que para la industria de vehículos pesados –dijo Miguel Elizalde, presidente de la Asociación Nacional de Productores de Autobuses, Camiones y Tractocamiones (ANPACT)- es momento de reinventarse como industria y buscar nuevas soluciones ante la pandemia y la crisis económica, como arrendamientos y financiamiento de parte de la banca de desarrollo, para renovar la flota vehicular.
Ante la postura del presidente Andrés Manuel López, queda claro que no tiene intención de llevar ningún programa de reactivación de la economía ni de conservación de empleos. Sin embargo, urge la reactivación del sector automotor, y un programa de renovación del parque vehicular, que forma parte del eslabón del país, sobre todo en el transporte público y autotransporte de mercancías.
“Hay oportunidad de incentivos, para dar incentivos y tendría impacto directo en los servicios de transporte de mercancías y de personas, que son los usuarios de pasajeros urbanos en modalidades diferentes, como son taxis, microbús y autobús y suburbano de pasajeros que requiere de inyección de recursos y ha evidenciado a los transportistas que no tienen capacidad de realizar una inversión fuerte”, consideró el director de la AMDA.
El sector automotriz es un pilar crítico de cualquier país en la industria, que genera trabajo y valor agregado. Estados Unidos ha otorgado grandes apoyos fiscales, casi del 50% del PIB, mientras que Canadá ha sido un gran protector de empleos y empresas durante la pandemia. “México tiene capacidad de acceder a los créditos del Fondo Monetario Internacional, y es de los pocos países que tiene una línea de crédito directa para dotar de estímulos fiscales a la industria automotriz”, consideró Guido Vildozo.