Cuba. Un país que no ha logrado crecer más allá del uno por ciento en años. Una isla donde la escasez es parte de cada día, ahora encuentra un escenario peor. Por un lado, la agudización de las históricas sanciones impuestas por Estados Unidos; por otro, el coronavirus y su propagación entre los habitantes.
El escepticismo frente al desempeño de la isla en el combate al COVID-19 crece conforme sus ciudadanos han denunciado frente a distintos medios locales la escasez de alimentos, insumos médicos básicos y de equipo de protección personal para prevenir contagios. No piden el material más sofisticado, cubrebocas y guantes serían suficientes para comprar su tranquilidad.
Mientras por un lado se puede mirar a los habitantes realizar grandes filas a las afueras de los supermercados y comercios, todo para no encontrar los víveres que necesitan, por otro el gobierno de Miguel Díaz-Canel difunde con orgullo la labor de las brigadas médicas en el exterior y el trabajo de los centros de investigación. ¿Qué hay detrás de tantas contradicciones?
Preparar al sistema inmunológico, la estrategia
El pasado 22 de abril, el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB) de Cuba inició la fase de prueba del Inmunopotenciador CIGB 2020, una vacuna de aplicación nasal y sublingual. Este tratamiento no acaba con el coronavirus. Sin embargo, prepara al sistema inmunológico para combatirlo de forma efectiva.
El diario cubano Granma destacó que este “inmunopotenciador” podría ayudar a los sectores más vulnerables, particularmente adultos mayores, a fortalecer su organismo, lo cual permitiría reducir la tasa de letalidad de este nuevo virus, el cual ha infectado a más de dos millones y medio de personas en el mundo y a más de mil 200 cubanos.
El Centro de Inmunología Molecular no quiso quedarse atrás y, en colaboración con el hospital Manuel Piti Fajardo de la provincia de Villa Clara, al centro de la isla, han probado la efectividad del Itolizumab, un anticuerpo monoclonal que incrementa los niveles de inmunidad contra el COVID-19.
El tratamiento se encuentra en fase de prueba y, según el doctor Armando Caballero, quien participa en la investigación, los pacientes han respondido de forma alentadora a la aplicación del anticuerpo. Éste también ha mostrado gran relevancia en la cura de padecimientos de la piel como la psoriasis severa.
Según información de la Red de Salud de Cuba, el fármaco obtuvo en 2014 uno de los Premios Nacionales de la Academia de Ciencias de la isla y resulta esperanzador en la lucha contra el COVID-19 porque no causa inmunosupresión sistémica, detalló la doctora Patricia Hernández.
Y la lista continúa. El histórico fármaco cubano Interferón Alfa-2b causó gran controversia a mediados de marzo, debido a que distintos medios afirmaban que curaba el coronavirus, lo cual es una afirmación imprecisa, pues dicho antiviral ha sido clave para el tratamiento, mas no es la respuesta última para vencer al COVID-19.
De acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el medicamento fue aprovechado desde la década de 1980 y se ha empleado para el tratamiento de distintas infecciones virales como el dengue, el virus del papiloma humano (VPH) y el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH).
Durante los meses pasados, el Interferón Alfa-2b fue utilizado en las provincias de China para atender a los pacientes diagnosticados con el nuevo coronavirus. No los curó, pero les ayudó a salir adelante y a vencer la propagación del virus en su organismo. “Es un producto terapéutico”, dijo el presidente de la empresa BioCubaFarma en conferencia de prensa. Ahora será utilizado en Perú.
Según cuenta un reportaje presentado por el medio español El Salto, dicho fármaco, como muchos otros avances médicos dentro de la isla, surgió producto de la necesidad de los habitantes de luchar contra padecimientos letales y de veloz propagación como lo fue el dengue y, ahora, el COVID-19.
Las pruebas siguen y es claro: Cuba ya es parte de la carrera para combatir la pandemia. No obstante, su estrategia es distinta. Mientras las grandes potencias buscan una sola respuesta para acabar con el virus de una vez, el país insular ha invertido sus pocos recursos en salvar vidas y fortalecer a los más vulnerables.
Brigadas médicas de Cuba para el mundo
Más allá de la aportación de fármacos al mundo, la emergencia del coronavirus ha dado a conocer el trabajo de las “brigadas médicas”, las cuales han salido de la isla desde los primeros focos rojos de propagación del agente infeccioso y ya se encuentran en 21 países de todos los continentes.
El 23 de abril, un grupo, compuesto por cinco médicos, 10 enfermeros y cinco epidemiólogos, salió de Cuba con destino a Cabo Verde, en África, donde esperan asistir al personal médico en el tratamiento de pacientes. Además, 500 trabajadores del sistema de salud cubano también podrían llegar a Argentina en los próximos días.
Según Cubadebate, Cuba ha enviado hasta antes del 23 de abril a mil 218 profesionales de la salud a 21 países de América Latina y el Caribe, Europa, África y Oriente Medio, los cuales han tenido un papel importante tanto en “primera fila” de combate como en el asesoramiento contra el COVID-19.
Algunos de los países a donde han llegado especialistas cubanos son Italia, Angola, Togo, Surinam, Haití, Qatar, Nicaragua, Venezuela, Honduras, República Dominicana, Jamaica y México, de acuerdo con lo detallado en días previos por el canciller cubano, Bruno Rodríguez.
“Sin descuidar la responsabilidad de proteger a nuestro pueblo y pese a las limitaciones que impone el bloqueo, Cuba ofrece modesta cooperación a otros pueblos, sin evaluar conveniencias políticas o ventajas económicas”, comentó Rodríguez en su cuenta oficial de Twitter.
Causa grande de limitaciones
La medicina va hacia adelante y las brigadas quieren llegar no sólo a los países en vías de desarrollo sino hacia las grandes potencias. Cuba camina hacia el exterior en un intento más por llamar la atención de la comunidad internacional. El motivo: el fin del bloqueo a la isla impuesto por Estados Unidos desde 1960.
Éste es uno de los motivos por los que el país insular no puede crecer. De acuerdo con un informe presentado por Amnistía Internacional sobre las implicaciones del conflicto con EUA, “el embargo comercial inicial se ha ampliado hasta convertirse en un conjunto completo de sanciones económicas, financieras y comerciales”.
Así, el país norteamericano está decidido a impedir la llegada de apoyos, insumos, víveres, incluso en el marco de una emergencia sanitaria de gran escala como lo ha sido la propagación del COVID-19. Para la gran potencia, Cuba seguirá siendo “el enemigo” del modelo económico que más conviene al primer mundo.
El pasado 4 de abril quedó en evidencia la postura del gobierno de Donald Trump, cuando un cargamento con insumos para enfrentar el coronavirus, donado por el hombre más rico de Asia, Jack Ma, no pudo llegar a Cuba porque la aerolínea a cargo del traslado estaba obligada a acatar el embargo comercial.
Cada vez más países y organismos internacionales se han sumado a la solicitud de Cuba de suspender el bloqueo, al menos en el marco de la emergencia sanitaria global. Ni las presiones ni los avances científicos han sido suficientes para librar a la isla de la escasez.
Escasez, la consecuencia más dolorosa para Cuba
Cuba ha logrado contener la pandemia a pesar de sus limitaciones. El COVID-19 avanza a paso lento para evitar la saturación de los servicios de salud. Hasta este fin de semana, el país ha reportado mil 235 casos de coronavirus, de los cuales 43 han fallecido y 365 ya fueron dados de alta.
Sin embargo, la población aún paga las consecuencias de un mal que comenzó hace más de 60 años. En el contexto reciente, la escasez ha adquirido un nuevo significado, la población ya no sólo raciona sus alimentos, ahora, lava y recicla cubrebocas o guantes que para otros países son desechables, relata el medio independiente 14ymedio. No saben si mañana serán suficientes.
El panorama después de los días más críticos de la pandemia en el país tampoco resulta esperanzador. Según el informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) sobre las posibilidades de reactivación económica tras el COVID-19, las proyecciones en cuanto al crecimiento económico de Cuba son de -3.7 por ciento, una de las caídas más fuertes de la región.
A pesar de las limitaciones al interior, Cuba es un país donde la necesidad de supervivencia ha forjado el ingenio de sus habitantes para salir adelante más allá de esa palabra que viven y escuchan en cada cuadra. Ésta es su principal herramienta en la carrera por vencer la pandemia, tanto en la isla como en el resto del mundo.