La cobertura internacional busca retratar cuáles son los sectores directamente más vulnerables al COVID-19. Sin embargo, diversas voces destacan la afectación indirecta o “silenciosa” que la pandemia está teniendo sobre la niñez en el mundo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha reiterado que los niños se pueden “contagiar y pueden infectar”, a pesar de mostrar padecimientos asintomáticos leves. Al ya haber muerto algunos, es importante tratarlos “como población de riesgo”, apuntó la epidemióloga María Van Kerkhove.
Los Centros Chinos para el Control y Prevención de Enfermedades informaron que de los 72 mil 314 infectados por el virus hasta el 11 de febrero, solo el dos por ciento eran pacientes de menos de 19 años.
Al menos 65 por ciento tenía fiebre y tos, los 26 padecimientos leves y el nueve por ciento no manifestaron síntomas. De un grupo de nueve lactantes infectados, solo cuatro tuvo fiebre y otro era un caso asintomático, reportó Petra Zimmermann en un artículo publicado por la Universidad de Friburgo, de Suiza.
Sin embargo, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) impulsa ante los gobiernos una mayor sectorización de los datos totales sobre contagiados y fallecidos por la cepa para poder conocer la situación real de los más de dos mil 100 millones de niños y niñas del mundo, el 36 por ciento de la población mundial.
Henrietta Fore, directora general de la UNICEF, declaró que la pandemia, en solo unos meses, “trastornó la vida de los niños de todo el mundo: cientos de millones no van a la escuela, los padres han perdido sus trabajos, las fronteras están cerradas. Es decir, son víctimas ocultas de esta pandemia”.
Fore alertó que el 40 por ciento de la población mundial no puede lavarse las manos; el cierre de escuelas dejó sin clases a más de 370 millones de estudiantes; hay imposibilidad para suministrar vacunas contra otras enfermedades mortales; y se incrementan la violencia doméstica o emocional como los principales problemas.
“Nos preocupan países como Afganistán, República Democrática del Congo, Somalia, Filipinas, Siria y Sudán del Sur, que luchan contra brotes de sarampión, cólera o poliomielitis, mientras responden a los casos de COVID-19“, indicó.
Educación, carencias y riesgos emocionales, principales problemas regionales
A un mes de detectado el primer caso, la cepa en Latinoamérica ha afectado a 19 mil personas, con 440 muertes. Brasil, Chile y Ecuador son los que mayor cantidad registran, reportó la especialista regional de salud de la UNICEF, Karina Cantizano, ante Notimex.
“En la zona tenemos un número de 193 millones de niños. Particularmente, tras los cierres de escuelas y espacios públicos se ha visto afectada gran parte de este total… En Panamá ya hay una muerte de un infante por aparente contagio de COVID-19”, agregó Cantizano.
Los impactos indudablemente son: a nivel salud; escolar, con opciones excluyentes de clases en línea “porque no todos tienen acceso a la educación en línea”; la violencia intrafamiliar; y las “poblaciones marginadas de escasos recursos” que no pueden seguir las medidas de prevención, enlistó la especialista de la UNICEF.
“Otro impacto muy importante es en su salud mental, lo que traerá consecuencias en el desarrollo sicomotor de ellos. Es una pandemia sin precedentes con grandes secuelas… Nos focalizamos en los grupos que se mueren, pero no estamos viendo la onda expansiva de la enfermedad sobre este otro sector vulnerable”, puntualizó.
Aunque las afectaciones pueden verse reflejadas a mediano plazo, “todo lo que impacta en los padres de familia repercute en los menores. Estos pueden quedar huérfanos, recibir mala alimentación o perder su vida educativa ante los costos que ello puede significar”, señaló Christian Skoog, representante de UNICEF en México.
El representante nacional consideró que en la región la violencia y suministro de vacunas para niños que viven en las calles es otro de los grandes problemas.
En centros o refugios de apoyo en Brasilia, las medidas sanitarias no se están aplicando pues se ven largas filas, sin respetar los espacios entre sí y está claro que “los lugares están sobrecargados”, agregó el brasileño Marco Antonio Da Silva, del Movimiento Nacional de Meninos e Meninas de Rua (MNMMR), en conferencia virtual.
En San Juan “se han concentrado en los efectos económicos y el sistema de salud impactado por la pandemia, pero no en los niños y adolescentes que viven en la calle”, agregó Marcos Santana de la Red de Organizaciones de Infancia de Puerto Rico.
El coordinador de Tejiendo Redes de Infancia en América Latina y el Caribe, Juan Martín Pérez, consideró que durante la emergencia sanitaria es importante también evitar la exclusión social de los menores en situación de calle y su persecución, pues son señalados socialmente como un foco de infección.
Las alertas para los infantes mexicanos y consejos
La UNICEF en México trabaja en la difusión de materiales sobre prevención de contagio para sensibilizar a la población. Entrega también kits de higiene con jabón antibacterial, cepillos de dientes, dentífrico, detergente para ropa, toallas sanitarias y papel higiénico en 29 albergues de población migrante.
Aunque no sabemos hasta ahora de casos en dichos espacios, “los niños migrantes mexicanos y extranjeros resguardados en albergues del sur y el norte se han visto muy afectados por la situación actual del brote. Viven en espacios muy propensos para el contagio, pues en ellos se encuentran alojadas muchas personas”, reveló Skoog.
Consideró preocupante la situación de los infantes que viven en la calle porque “con o sin COVID-19, son víctimas de explotación”. Por lo que todo trabajo social de las autoridades para separar a los niños de los adultos que los explotan “es bienvenido”.
Argumentó que dos de cada tres menores de 14 años sufre violencia en su casa, es decir, el 63 por ciento de infantes mexicanos, pero, particularmente “hay muchos otros que son obligados a pedir dinero. Su situación puede ser peor ahora con menos tráfico, circulación y poca gente que les da dinero. Tal vez son más castigados”, narró Skoog.
En la conferencia “Violaciones a los derechos humanos de niños en poblaciones callejeras ante la pandemia”, Luis Enrique Hernández, de la asociación civil mexicana El Caracol, se dijo preocupado por los operativos que se realizan contra las personas que viven en lugares públicos, la separación de sus familias y la carencia de proyectos entre el gobierno y las organizaciones.
“La población callejera siempre es olvidada en momentos como este. No todos se acercan a ofrecerles jabón o saber si están bien. No solo tienen derecho a un lugar donde vivir sino a una vida”, detalló Hernández.
Karina Cantizano, de la UNICEF regional, pidió a los gobiernos analizar la situación de los niños con detenimiento para hacer efectivos sus derechos y apoyarlos frente a otras problemáticas que enfrentan desde antes, como la desnutrición, el sobrepeso u otros brotes que requieren vacunas.
“Sigue todas las recomendaciones de higiene, lávate bien las manitas, si te sientes resfriado avísale a tus padres. Estudia todo lo que te han dejado tus maestros, pero también diviértete en la casa y explota tu imaginación. Esto pasará pronto y si seguimos quietecitos en casa”, se dirigió Cantizano a los menores al finalizar.