Conseguir cocaína en Londres se está convirtiendo en algo más sencillo que pedir una pizza. El estudio sobre drogas Global Drug Survey está midiendo el impacto de las nuevas tecnologías en el aumento del consumo de cocaína: gran parte se debe a la popularización de nuevos sistemas de mensajería cifrada que permiten hacer pedidos y llevar a cabo un reparto más rápidamente que nunca.
El doctor Adam Winstock, creador del estudio, asegura al Independent que la proliferación de cámaras de seguridad ha aumentado los riesgos del trapicheo en las calles, tanto para traficantes como para clientes: “Los nuevos sistemas de mensajería cifrada permiten hacer pedidos de manera secreta, mientras la ‘darknet’ da la posibilidad de enviarlos de forma que no se puedan detectar”. Por eso, los traficantes están invirtiendo en nuevos modelos de contacto con sus clientes, de manera que prime el anonimato y que nadie detecte el tráfico de drogas.
Estos investigadores, del King’s College de Londres, han hallado que los londinenses están tomando más cocaína de la habitual. Y de hecho, se han fijado en el Támesis, donde los niveles de droga en las aguas residuales son tan altos que las anguilas se están volviendo hiperactivas.
Winstock quiere estudiar la rapidez con la que se puede conseguir esta droga en todo el mundo y, a modo de comparación, ha usado la comida que más se pide a domicilio: la pizza. Asegura que Londres se convertirá, junto a Nueva York y Berlín, en una de las ciudades en las que pedir cocaína será más rápido que hacerse con una pizza.
El Támesis, contaminado
Una muestra del crecimiento del consumo de cocaína en la capital británica es un estudio que recoge la contaminación de las aguas del Támesis. Las anguilas que habitan en el río londinense están alcanzando unos altísimos grados de hiperactividad y eso se debe a la alta concentración de cocaína que está contaminando las aguas.
Lo ha desvelado una investigación realizada por un equipo del King’s College de Londres. Según los científicos, la cocaína se ha dejado de consumir de forma mayoritaria los fines de semana y ahora su toma es constante a diario. Ha pasado de ser un uso social y vinculado al entretenimiento a ser una droga que se usa en el día a día.
Eso lleva a los investigadores a temer por el futuro de los animales que viven en el río. Las plantas de tratamiento de agua no logran filtrar las drogas, por lo que los restos de cocaína llegan al río: “Se observaron aumentos en cocaína y benzoilecgonina 24 horas después de eventos de lluvia en los que se desborda el alcantarillado”.
El consumo de drogas en Londres no ofrece noticias nada halagüeñas de cara al futuro.