mañanera claudia sheinbaum

Y si volviera a nacer, volvería a ser bombero

Y ahí estaba, haciendo girar levemente la silla en la que se encontraba, frotaba sus manos disimuladamente, mientras una sonrisa leve aparecía y desaparecía en el rostro de Ignacio Cázares López, Comisionado para Segundo Oficial en la Unidad Municipal de  Protección Civil y Bomberos  de Bahía de Banderas, quien por primera vez, hace poco más de 11 años, puso un pie en las instalaciones de la corporación por la invitación de un hermano, que en ese momento, se desempeñaba como Tercer Oficial de Bomberos, “yo trabajaba en la obra, de lunes a viernes y los sábados y domingos venía de voluntario a esta dependencia; aquí había mucha capacitación, era en la época del doctor Jaime Cuevas (finales del 2007)” expresó.

Luego de algunos meses, el voluntariado terminó y Cázares fue a despedirse de sus compañeros de obra, ya que había recibido la noticia de que formaría parte del equipo de PC,  “ellos muy contentos me decían, fíjate el brinco que vas a dar, porque acá en Protección Civil vas a ayudar a la gente”.

Muchas han sido las experiencias que ha afrontado, recuerda que al salir de su casa en su segundo día de trabajo, le informaron que atendería una emergencia cerca de la localidad de San Francisco, donde había varias personas lesionadas, su hermano salió en una ambulancia para apoyar el rescate, desgraciadamente de San Juan a San Pancho chocaron y quedaron prensados, “fue el primer impacto que me dio; porque era mi familia pues era mi hermano y chocaron de frente”, relata Cázares con voz entrecortada, aunque recuerda que afortunadamente su hermano está bien y ya es una historia del pasado.

Otro suceso que lo ha marcado, fue el incendio que ocurrió en puestos de Bucerías, en el 2011, “eran como las 6 de la mañana y cuando llegamos, nunca nos dijeron (los vecinos) que en un puesto que ya estaba todo calcinado, había una familia; un menor, un adolescente, dos adultos y una persona de la tercera edad. Cuando llegamos hicimos la entrada forzada ya para enfriar y ahí estaban los cuerpos calcinados”, comentó, al tiempo que agachó la mirada mientras hace una pausa y respira, “sentí impotencia de que por qué no llegué más rápido desgraciadamente.

“Para mí, ser Bombero es una satisfacción de estar ayudando a las personas. ¿qué calificación le pondría a mi vocación? ¡Ah pues un diez! Porque sí ha valido la pena”, dice Ignacio, quien refleja en su rostro el orgullo que siente por la labor que realiza y el respeto que tiene para el uniforme que porta cada día de servicio.

También, se dice un hombre afortunado pues en muchas ocasiones ha sentido una protección especial al brindar auxilio o en alguna situación de riesgo como la que vivió hace poco cuando, un gran árbol en Sayulita le cayó encima, “¡nunca había visto algo tan cerca, que hasta lloré! Un compañero bajó del árbol y yo me subí a seguirle, entonces, mi compañero decía – ¡Cázares, cuidado porque ya va a caer y te va a patear!,  cayó y se me regresó, tenía unas lianas que fueron como resorte, me caí y vi al árbol caerme del lado de las ramas, eso me salvó”.

El oficial Cázares se dice un hombre afortunado, “muy agradecido y más con mi familia porque ellos me dan el tiempo necesario para que yo sirva aquí. Me enorgullece que me esperen en la casa; a veces llego y lo primero que me dicen: papi, papi, ponte a descansar”, comenta lleno de emoción y orgullo.

“Yo vengo con la mentalidad de a ver qué va a pasar, pensando en que quiero regresar, porque aquí hasta en ir a un servicio, hay riesgo de chocar o a un incendio que me meta y ahí quede, si me regresan, sería encajonado”, dice.

Aseguró que en esta administración han recibido más equipo y se ha puesto especial énfasis en la capacitación, “a veces me dicen que por qué no fui policía o militar, pero no, eso es diferente. ¿Si volviera a nacer? Sí, sí volvería ser Bombero, si me dieran la oportunidad, porque es una experiencia muy bonita estar aquí, yo no tengo palabras, no, no, ser Bombero es siempre arriba, arriba”,  finalizó con una gran sonrisa.

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