Juan Calvillo y Enrique Ahuactzin, investigadores de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, opinan que el Internet, y en especial las redes sociales (RRSS), podrían ser usadas como valiosas herramientas para contribuir a rescatar la democracia mexicana, pues en la actualidad se halla muy lejos del ideal de esta forma de organización social. Plataformas como Twitter o Facebook podrían usarse con fines de participación ciudadana, fiscalización, debate, educación, acceso a la información, entre otros. ¿Pero cómo afectan las redes sociales la formulación de políticas públicas en el mundo hoy día?
Durante las elecciones de 2016 en Estados Unidos, la red social fundada y dirigida por Mark Zuckerberg, Facebook, no fue el único medio de comunicación social que se vio afectado por noticias falsas, redes sociales como Twitter, Instagram y YouTube también fueron afectadas y sus usuarios contribuyeron a esparcir esos contenidos cientos de millones de veces. Mientras Donald Trump y Andrés Manuel López Obrador (al igual que sus respectivos seguidores) usan plataformas sociales en línea para difundir imprecisiones y sesgos, ayuntamientos como el de Jun (Granada, España) usan Twitter para ejercer una democracia horizontal.
¿Cómo afectan las redes sociales la formulación de políticas públicas en el mundo? En sociedades donde los actores están vinculados mediante poderosas conexiones sociales (lazos familiares, redes étnicas o religiosas, por ejemplo), “Estos vínculos afectan la efectividad de los hacedores de políticas[públicas] en la consecución de sus objetivos y también hacen que la sociedad civil sea influyente a través de canales informales“, señalan Marco Battaglini y Eleonora Patacchini del Departamento de Economía de la Universidad de Cornell (Ithaca, Nueva York, Estados Unidos) y el Instituto Einaudi de Economía y Finanzas (Roma, Italia).
Battaglini y Patacchini estudian cómo las innovaciones sociales están cambiando la relación entre ciudadanos y gobernantes. Los investigadores destacan dos fenómenos: por un lado, la percepción de que las plataformas sociales hacen el activismo de base más fácil y más poderoso; por otro lado, la sensación de que también facilitan a los gobiernos el controlar los flujos de información, ejercer censura y manipular la opinión pública. La Primavera Árabe o el #YoSoy132, así como las “verdades alternativas” de Trump o la retórica lopezobradorista de la “prensa fifí” podrían ejemplificar ambos fenómenos respectivamente.
Sobre cómo las redes sociales afectan la formulación de políticas públicas en el mundo, Calvillo y Ahuactzin aseguran: “Hoy la democracia se juega en Twitter, pero también la política“. Internet y redes sociales, destacan estos dos especialistas, tienen el potencial de dinamizar la burocracia, formar ciudadanos libres y de código abierto, aumentar la participación ciudadana, generar intercambios más directos fluidos entre electores y servidores públicos, propiciar una democracia más y mejor informada; en suma: transformar las formas de gobierno al “democratizar la democracia”. Sin embargo, los silos y las burbujas de información siguen siendo un peligro.