Al cruzar la frontera y llegar a Tapachula, la travesía de los centroamericanos, caribeños y africanos ya no se mide en kilómetros sino en horas.
El periodo que pasa desde que se registran en la estación Siglo XXI del Instituto Nacional de Migración (INM) y en la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) hasta que les arreglan su situación de tránsito libre puede llegar a ser hasta de tres meses.
A las 8:00 horas afuera de las instalaciones de la Comar, a tres cuadras del parque central de Tapachula, la fila de alrededor de 100 personas se extiende sobre la calle Cuarta. Las oficinas abren a las 09:00 horas, pero por la carga de trabajo a las 08:25 se abre la puerta café.
De inmediato migrantes fuera de la fila se acercan con la intención de pasar y revisar su trámite legal y obtener un oficio de tránsito libre o en algunos casos la aprobación como refugiados.
“¡Hagan fila señores!”, gritan las personas que desde las 06:00 horas llegaron al sitio. El policía federal contiene a un migrante salvadoreño que quiere entrar hasta el pasillo donde en la pared se encuentra inscrito un poema de Nezahualcóyotl, “Amo el canto del cenzontle…”, se distingue desde la puerta.
“El oficial me agredió innecesariamente”, manifiesta el migrante luego de que un elemento de Comar, respaldado por un policía, lo mandó a formar.
A las 08:35 horas, sólo 10 minutos después de abrir y con el sol saliendo y 26 grados centígrados de temperatura, ya han ingresado 30 migrantes para revisar su situación legal.
Sobre la calle se instalaron puestos ambulantes que venden cuatro tacos de carne asada por 35 pesos mexicanos, también hay agua de fruta de 5 y 10 pesos.
En la acera frente a las oficinas, los familiares de las personas esperan, un promotor de una compañía telefónica aprovecha para promocionar chips para celulares.
Las personas continúan ingresando a las 10:00 horas la fila se acorta, pero no tarda más de 15 minutos en extenderse de nuevo.
Mientras tanto en la estación migratoria Siglo XXI, a 4.5 kilómetros de la Comar, a las 11:00 horas, migrantes en su mayoría de origen africano esperan que autoridades del INM les informen del día en que podrán ingresar al sitio.
Permanecerán alrededor de una semana ahí, luego ser trasladados al albergue en las instalaciones de la Feria Centroamericana, donde pueden estar hasta tres meses para después obtener un permiso de 20 días en que los migrantes pueden transitar libremente por el país.
A las 11:20 la temperatura alcanza los 31 grados centígrados, por lo que las personas que esperan aprovechan la sombra de los árboles. Quince minutos más tarde, personal del INM, que viste pantalón café claro y playera bordada en la espalda con las siglas de la institución, sale a llamar a los ciudadanos de Camerún que tenían cita este día.
Un grupo de unas 30 personas se acerca a la oficial y muestra sus hojas de solicitud. “Si los detiene Migración sólo entreguen sus oficios”, les indica, luego les dice que hasta el próximo lunes y jueves darán nuevas citas.
La bulla de los migrantes se hace presente, pero de a poco se van alejando de la puerta peatonal de la estación Siglo XXI. La mayoría, de piel oscura y cabello rizado, viste ropa holgada, deportiva y de colores llamativos, se dispersan del instituto cabizbajos de tener que esperar otro día más para continuar su camino.
A las 11:50 horas arriba a Siglo XXI una camioneta de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) con cuatro visitadores que revisan el estado de los migrantes al interior del centro.
A las 12:00 horas sale otro oficial del INM para llamar al grupo de cubanos que les dieron cita para saber cuándo ingresarán al albergue.
En medio de una crisis migratoria en el país donde en los últimos seis meses ingresaron 144 mil migrantes indocumentados, a las 14:00 horas a través del INM se informó que el comisionado del Instituto, Tonatiuh Guillén, renunció a su cargo.
A las 15:00 horas a unos 100 metros de la estación migratoria, los africanos que fueron rechazados en las oficinas del INM, conversan sobre la carretera y se organizan para comer, a la espera de que al siguiente día puedan obtener un permiso para continuar sumando kilómetros y no horas en su viaje.