Las hazañas de un grupo de jóvenes científicos que creaban vehículos voladores y cohetes, plasmadas en el comic “Los Supersabios”, sembraron a temprana edad en José Franco interés por esta área hasta convertirlo en un impulsor de la ciencia en México.
“De niño me encantaba leer los comics, con ellos viajaba a todos lados. Los Supersabios eran unos estudiantes de ciencia que se enfrentaban a un científico loco de esos que quieren dominar el mundo, estos chavos sabían física, matemáticas y más disciplinas”, recordó Franco en la víspera de su vuelta número 70 al Sol.
Visiblemente emocionado, el astrofísico trajo a su mente aquel capítulo de dicha historieta, creada por el dibujante Germán Butze, donde el joven escuadrón científico construyó un cohete para ir a la Luna.
“Dije, si estudio ciencia puedo hacer lo mismo, ahí se me metió la semilla de que la ciencia era importante. Y que con esta puedes resolver todo lo que tienes enfrente”, subrayó.
No obstante, debido a su corta edad, en la cual, dijo, la imaginación es un oficio bien ejercido, para él la ciencia era un gran enigma, reforzado por otra historieta, “El Fantomas”, en cuyo interior relataba la historia de un hombre rico que sabía de ciencia y tecnología.
“Uno se vuelve todo poderoso con la ciencia, no puedes resolver todo, pero tienes un control extraordinario de tu vida”, recordó.
Con su ingreso, en 1968, a la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), donde obtendría la licenciatura en física, José Franco, oriundo de la colonia Guerrero en la Ciudad de México, dio el primer paso para develar el misterio científico de aquellos recuerdos, aún frescos, de niño.
En su búsqueda interminable por la ciencia, decidió emprender un viaje de cuatro años a Estados Unidos para estudiar una maestría y doctorado en física en la Universidad de Wisconsin-Madison.
El destino llevó al astrofísico, durante su estancia en el vecino país, a ejercer su segunda pasión, la música, a través de la cual fundó, junto a varias personas de diferentes partes del mundo, la banda Sotavento, que se sigue presentando hoy en día.
Investigación y administración, claves de Franco
Entre las anécdotas sobre su vida científica, el astrofísico hizo un repaso por sus trabajos de investigación teóricos: la formación estelar autorregulada, la evolución de regiones fotoionizadas, la evolución de remanentes de supernova, la evolución de vientos estelares magnetizados y de nebulosas planetarias, la actividad de núcleos activos de galaxias, entre otros.
En la dirección del Instituto de Astronomía (IA), la cual presidió en dos periodos, Franco se preocupó por impulsar el desarrollo de la astrofísica en México. “La primera vez que hice gestión fue en el IA, en ese tiempo uno se da cuenta que el mundo se mueve a una velocidad vertiginosa y México se queda rezagado”, subrayó.
“Mi preocupación fundamental fue cómo le hacemos para tener mejores telescopios, un cuerpo académico más potente. Realizamos iniciativas, en especial para el observatorio de San Pedro Mártir, desafortunadamente muchas no pudieron realizarse por cuestiones de dinero”, señaló.
Sin embargo, aseguró que varios proyectos donde sembró la semilla ya están tomando frutos.
Tras dejar la dirección del IA, José franco asumió la presidencia de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), donde el observó que el atraso de México, no sólo era en astrofísica, pues estaba presente todas las áreas de la ciencia en general, situación contrastante con aquellos comics que solía leer de niño.
“Como presidente de la AMC mi meta fue poner a la ciencia en la agenda nacional, afortunadamente en ese momento el doctor José Narro estaba trabajando a lo largo de las mismas líneas en la UNAM, y cuando llegó Enrique Cabrero al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, pusimos a la ciencia en la agenda nacional”, sostuvo.
Franco también fue director general de Divulgación de la Ciencia UNAM, además de coordinador del Foro Consultivo Científico y Tecnológico, desde donde realizó una serie de iniciativas para que la ciencia tuviera un impacto en sociedad.
A sus casi 70 años, Franco coordina en la UNAM “El Programa Arte, Ciencia y Tecnologías (ACT), proyecto conjunto con la Secretaría de Cultura Federal, el cual tiene por objetivo entrelazar las disciplinas para realizar trabajos novedosos.
Así como los personajes de “Los Supersabios” buscan a través de la ciencia resolver las necesidades cotidianas, Franco, amante de la astrofísica y el jazz, aseguró que los jóvenes de México están interesados en participar en dar solución a los problemas del país.
Ante ello, llamó a la cabeza del sector científico en México a no descartar ninguna de las iniciativas realizadas en la AMC y el FCCyT, pues contiene información valiosa que puede servir a combatir las problemáticas del país, pues los proyectos fueron elaborados por los jóvenes que sufren en su comunidad la falta de agua, delincuencia, entre otras.