El sábado 22 de noviembre amaneció con una Ciudad de México sitiada por el descontento social. Desde las primeras horas del día, diversas organizaciones civiles tomaron puntos estratégicos de la Avenida de los Insurgentes y Eje Central, convirtiendo el tránsito capitalino en un auténtico estacionamiento. Lo que comenzó como una protesta aislada escaló rápidamente, obligando a cientos de conductores a buscar rutas alternas improvisadas y a usuarios del transporte público a caminar largas distancias para llegar a sus destinos.
La Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) desplegó un operativo de emergencia para intentar desviar el flujo vehicular hacia vías secundarias, pero la magnitud de los cierres superó la capacidad de reacción inmediata. Los manifestantes, portando pancartas con demandas sindicales y exigencias de vivienda, mantuvieron los bloqueos durante horas, generando un ambiente de tensión y hartazgo entre los ciudadanos atrapados en el asfalto. Este escenario, lejos de ser un evento aislado, parece ser el preludio de una semana que se anticipa conflictiva.
La verdadera preocupación de las autoridades y la ciudadanía se centra en lo que ocurrirá este próximo lunes 24 de noviembre. Diversas organizaciones de transportistas y campesinos han anunciado un “Mega Bloqueo” nacional que amenaza con estrangular las principales carreteras federales de acceso a la capital. Los líderes del movimiento advierten que la falta de seguridad en las carreteras y el abandono al campo han llegado a un punto insostenible, y esta movilización busca ser un ultimátum para el gobierno federal.
Ante la inminente parálisis logística, cámaras de comercio y asociaciones empresariales han expresado su alarma por las pérdidas económicas que esto podría representar. El bloqueo de rutas críticas no solo afecta a los viajeros, sino que interrumpe la cadena de suministro de alimentos y mercancías hacia la zona metropolitana más grande del país. Las autoridades federales han llamado al diálogo, pero hasta el cierre de esta edición, los planes de cierre carretero se mantienen firmes.
La jornada de hoy deja una lección clara sobre la fragilidad de la movilidad en la capital y el pulso social que sigue latiendo con fuerza en las calles. Mientras los capitalinos intentan recuperar la normalidad de su fin de semana, la sombra del lunes mantiene a todos en alerta. Se recomienda a la población planificar sus traslados con antelación y estar atentos a los reportes oficiales de vialidad para evitar quedar atrapados en lo que podría ser el colapso vial más grande del año.



