La representación del Viacrucis dentro de la cultura mexicana es una costumbre que año tras año en estas fechas se realiza en diversas partes de nuestro país, en Tepic no fue la excepción, se realiza desde 1997; en esta ocasión con 30 grados de temperatura máxima, aire reseco y caliente, desde la conocida Cruz de Zacate, Juan Carlos Medina Verdín, comenzó su travesía; al igual que Jesús el Nazareno, con una enorme cruz de madera inició su andar sobre el asfalto caliente.
Tránsito municipal ayudó con el cierre de las calles que atravesaban por la Av. México, desde la Cruz hasta catedral; al igual que los asistentes y el “pueblo” que formaban una valla humana, acompañando a “Jesús” en esta travesía; el Obispo Luis Artemio acompañó a los feligreses haciendo oración por todos aquellos que lo necesitaran.
Durante la procesión, los feligreses que acompañaban a Jesús, se acercaban a él, había palabras de apoyo y ánimo, pero también gritos e insultos de quienes representaban a los soldados romanos y los fariseos, el temple del joven Juan Carlos se medía conforme avanzaba la procesión al soportar una cruz de más de 50kg, a 30 grados, que se sentían más, cuando comenzaron las “caídas” sobre el asfalto hirviente, no solo fue doloroso para él, sino también para quienes lo acompañaban.
Estación tras estación, el sol arreciaba más, del asfalto se denotaba el vapor de lo caliente que estaba, la cara de Juan Carlos se notaba cansada, la última caída no pareció actuada, casi besa el suelo, ansioso por descansar, por terminar su manda, su promesa.
Al llegar a plaza principal, en frente de catedral, después de poco más de una hora de trayecto comenzaron la crucifixión; rezos, cánticos y alabanzas dominaron el ambiente por unos minutos en toda la plaza de Tepic, y con ellos, marcaban el final de la travesía de Juan Carlos, el final del recorrido de Jesús el Nazareno; para después, dentro de catedral, concluir con una misa y así terminar con las conmemoraciones del Viernes Santo.