Sicarios del Estado de México fueron contratados para matar al cardenal emérito de México, Norberto Rivera Carrera, según me revelan fuentes de primer nivel involucradas en la investigación del ataque del domingo en casa del clérigo, en la colonia Florida de la alcaldía de Álvaro Obregón, en la Ciudad de México.
Según estas fuentes, la hipótesis del asesinato es la que está más fuerte en este momento. Incluso les parece francamente sospechosa la actitud del escolta del arzobispo primado de México emérito: aparentemente no habría hecho nada durante el ataque y se preguntan si estaría coludido con el comando que llegó a la vivienda del prelado para realizar esta ejecución.
Según la indagatoria oficial, el asesinato no se llevó a cabo porque los presuntos sicarios mexiquenses no esperaban la reacción del elemento de la PBI que repelió la agresión a costa de su vida.
Uno de los datos que habría sido clave para apuntar a esto, es que uno de los presuntos sicarios llevaba ya el arma desenfundada cuando entraba a la casa.“Ese tiro está cantado”, me sintetiza una fuente, dejando claro que las autoridades no descartan que quienes hayan mandado matar al cardenal siguen con esa idea en la cabeza y seguramente lo intentarán de nuevo, por lo que se ha reforzado la seguridad en su entorno.