Las elecciones de este domingo los maldivos deciden no solamente quién será el próximo presidente de las Maldivas sino también a qué potencia asiática abrazarán: India o China. Al igual que en otras partes del sur de Asia, el gigante asiático de régimen comunista ha hecho incursiones rápidas en las Maldivas con ayudas económicas e inversiones, desafiando así la posición largamente mantenida de la India como potencia regional dominante.
La rivalidad entre las dos potencias viene encarnada por sus dos únicos contrincantes. El actual presidente de Maldivas, Abdulla Yameen, que busca un segundo mandato después de un lustro agitado por crisis institucionales, se enfrenta al veterano parlamentario maldivo Ibrahim Mohamed Solih, un candidato sereno, con casi un cuarto de siglo de experiencia como legislador. El primero se ha entregado a China, su rival, se inclina más hacia los encantos de India e Occidente.
El expresidente Mohamed Nasheed, primer presidente libremente elegido del país en 2008 que fue sentenciado a 13 años de prisión y después exiliado, señaló desde Sri Lanka que las elecciones son fundamentales para la estabilidad en el Océano Índico donde, a su juicio, se está gestando una “guerra fría” entre India y China.
La votación, que arrancó a las 3.00 GMT, comenzó sin incidentes y de acuerdo con la ley, según afirmó a primera hora la ONG Transparency Maldives. La Comisión Electoral de Maldivas decidió extender hasta las 19.00 hora local (14.00 GMT), tres horas más de lo previsto, la posibilidad de votar debido a las largas filas y los retrasos durante los comicios.
Los 263.000 votantes del país menos poblado de Asia, con unos 436.000 habitantes, podrán elegir únicamente entre dos candidatos, ya que los partidos opositores se han unido en una coalición con Solih al frente para derrotar a Yameen. Máximo líder del Partido Progresista de Maldivas (PPM), Yameen cuenta con el respaldo de la mayor formación política del archipiélago para enfrentarse a su único rival.
El político de 59 años, descrito con frecuencia como un hombre sombrío y siniestro, inscribe su nombre tras superar un controvertido periodo que atrajo la atención internacional por sus férreos controles contra la libertad de prensa, la separación de poderes y la democracia.