En la era de las redes sociales, las casas encuestadoras han proliferado de manera alarmante, pero no todas cuentan con la misma credibilidad. Algunas, catalogadas despectivamente como ‘patito’, carecen de sustento estadístico y se convierten en una amenaza para la integridad de los procesos electorales.
El problema radica en la falta de transparencia y la ausencia de rigor metodológico que caracterizan a estas encuestadoras de reciente creación. Su parcialidad hacia un político en particular es evidente, comprometiendo la objetividad que debería primar en cualquier estudio de este tipo. Además, el método de recolección de datos mediante llamadas telefónicas genera escepticismo, ya que rara vez divulgan el número de personas encuestadas, un elemento crucial para evaluar la representatividad de los resultados.
Recientemente, la encuestadora ‘Cuantitativa’ llamó la atención al difundir resultados que, más que reflejar la realidad, parecen ser un respaldo descarado a la diputada Nadia Bernal, quien se presenta como la “candidata favorita de Morena para la presidencia de Tepic”. La falta de tiempo empleado en la realización de la encuesta (tan solo 3 días) y la opacidad en el proceso de selección de participantes generan dudas sobre la validez de los resultados obtenidos.
Es crucial señalar que la mencionada encuesta presenta a otros actores políticos, como Adahán Casas y Alejandro Galván.
Según la encuesta en cuestión, Nadia Bernal destaca por su “honestidad, capacidad y preparación”. Sin embargo, estos elogios carecen de respaldo sustantivo y parecen más una estrategia de propaganda que una evaluación objetiva. La falta de detalles sobre la muestra y el proceso de selección de los encuestados deja espacio para la especulación sobre la validez de estos resultados y socava la confianza en el sistema electoral.
En un momento en el que la transparencia y la confianza en las instituciones democráticas son esenciales, las encuestas ‘patito’ representan un desafío significativo. Es imperativo que los ciudadanos y las autoridades electorales estén alerta ante estos intentos de manipulación y exijan estándares más altos en la realización y divulgación de encuestas. Solo así podremos salvaguardar la integridad de nuestros procesos electorales y fortalecer nuestra democracia.