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LA MONARQUÍA EN MÉXICO

En su obra La Política, el filósofo Aristóteles nos señala en sus libros III, IV y V que la Política es el arte del buen Gobierno,  que el objetivo que persigue debe ser el Bien Común, y que para llevar a cabo de la mejor manera esta labor se proponen tres formas que denomina puras, estas son La Monarquía, La Aristocracia y  La Democracia, inclinándose por la primera como aquella que concentra la mayor parte de argumentos para considerarla la más adecuada, por ello no nos extrañemos que en la Historia Universal una de las formas más usuales de gobierno fuese basado en un Rey.

En Mesoamérica la primera forma de Gobierno que fue implementada por los nacientes Estados fue algo muy similar a la Monarquía, este sistema fue adoptado por  pequeños pueblos, que al conquistar otros territorios fueron formando sistemas más complejos de monarquía.

En lo que concierne a nuestro territorio el reino de la Gran Tenochtitlán es el mejor ejemplo de este sistema de gobierno ya que alcanzo a dominar casi toda la parte central de nuestro actual territorio y fue la base de lo que sería después de la conquista el Virreinato de la Nueva España.

Este reino Mexica o azteca donde el monarca recibía el nombre de Tlatoani y de acuerdo a varios historiadores podemos saber que fueron once empezando en el año de 1376 con Acamapichtli, siguiéndole Huitzilihuitl, Chimalpopoca  Izcoatl, Moctezuma Ilhuicamina, Axayacatl, Tizocatzin, Ahuizotl, Moctezuma Xocoyotzin, Cuitlahuac, y por último Cuauhtémoc (águila que cae) con quién termina el imperio azteca e inician tres siglos conocidos como La Colonia o la Nueva España (1521 a 1821) donde un Virrey gobernaba en nombre del Rey de España, con funciones de gobernador, superintendente de la Real hacienda y vice patrono de la Iglesia, en estos tres siglos hubo sesenta y dos virreyes, siendo el primero Antonio de Mendoza y el último Juan O Donojú. 

Igualmente no es de extrañar que posteriormente a los tratados de Córdoba (25 de agosto de 1821) donde se reconoce la Independencia de México, la Junta provisional declara constituido el gobierno mexicano con base al Plan de Iguala, designando como emperador al primer jefe del Ejército Imperial de Las Tres Garantías al General Agustín de Iturbide con el apoyo tanto de las fuerzas realistas como insurgentes.

Este Primer Imperio durará de 1821 a 1823 período en el cual las provincias centroamericanas deciden unirse a México, llegando a tener bajo esta Corona un territorio con una extensión de aproximadamente cinco millones de kilómetros cuadrados donde se incluía desde el río Óregon en el norte, hasta antes de Panamá en el sur.

Ante las presiones extranjeras y las divisiones internas, Iturbide abdica el 19 de marzo de 1823 y con ello nuestro país adopta una nueva forma de Gobierno que es la Republicana.

Pasaron veintiún años para que la Monarquía regresara como forma de Gobierno, esta vez en la persona de un “príncipe extranjero” derivado de la intervención europea francesa donde después de una guerra de casi dos años, al verse vencedores y en contubernio con la facción conservadora invitan al Archiduque de Austria Fernando Maximiliano de Habsburgo a gobernar México como emperador.

Este Segundo Imperio, durará de mayo de 1864 a junio de 1867, donde las políticas establecidas independientemente de que eran apoyadas por los conservadores, estas coinciden con las establecidas por la constitución liberal de 1857 gobernadas con el lujo de las cortes europeas.

El fin que tuvieron los emperadores de los Dos Imperios del México independiente son similares: Maximiliano deja de recibir el apoyo de Napoleón III quién ordena el retiro del ejército francés de México, aunado al apoyo que las tropas juaristas reciben al finalizar la Guerra de Secesión en los Estados Unidos, provocan la salida del emperador a Querétaro y a la postre la derrota del ejército conservador; Maximiliano es hecho prisionero, juzgado y fusilado en el Cerro de Las campanas junto a los generales conservadores Miramón y Mejía.

Iturbide había abdicado en marzo de 1823 y se había exiliado en Liorna y al conocer que había posibilidades de Invasión extranjera en México regresó al país sin saber que se había decretado la pena capital en su contra. Llegó al puerto de Padilla Tamaulipas, y lo más impactante es que su forma tan perfecta de montar a caballo fue el detalle que lo delató, tras lo cual fue fusilado cerrando así una página triste de la historia donde se fusila a su Libertador.

Así ante el paredón de fusilamiento quedaron los dos únicos Imperios posteriores a la Conquista; ejemplificando  dos partes, dos períodos, dos etapas muy definidas e interesantes de Nuestra Historia.