Hasta nuestra mesa de redacción, un tarjetahabiente de una reconocida institución bancaria denunció que ya son varias ocasiones en que una operadora del banco le llama por teléfono para ofrecerle un crédito inmediato de 66 mil 600 pesos.
El denunciante pidió no reveláramos su identidad, pero explicó que la empleada del banco le habla por su nombre completo y apellidos: “me dice mi nombre completo y luego me pregunta qué haría yo si tuviera en mis manos 66 mil pesos. Enseguida, me hace saber que soy acreedor para un préstamo inmediato por esa cantidad, me dice que en caso de que yo lo acepte el crédito mañana mismo me entregan el dinero”.
En este mismo contexto, el denunciante añadió: “la oferta que me hace la empleada del banco es tentadora, porque me dice que los 66 mil pesos mañana mismo los puedo tener en mis manos, pero lo que me llama la atención es que la dama me asegura que para que me autorice la institución bancaría el préstamo no necesito aval, no necesito garantía, ni comprobante de ingresos, solo mi palabra”.
Sin embargo, el tarjetahabiente explicó que la empleada bancaria la hace saber que los pagos por el préstamo de 66 mil pesos serán de mil 500 pesos quincenales: “y me descontarían esa cantidad de mi sueldo cada quince días, los descuentos los aplicarían los días 1 y 16 de cada mes, pero los abonos fijos serían durante los próximos 48 meses a partir de la fecha en que me entreguen el dinero, es decir por dos años estaría yo pagando 2 mil 600 pesos mensuales, me puse a sacar cuentas y el pago total por los 66 mil pesos del préstamo serían 144 mil pesos los que yo tendría que pagar en dos años”, explicó el entrevistado.
Finalmente, el denunciante expresó: “esta denuncia la hago para evitar que otras personas caigan en este juego de necesidad y dinero rápido y fácil, porque la oferta que me hacen es engañosa, me dan 66 mil pesos a la mano y tengo que pagar 144 mil pesos en dos años, es decir más del doble. Pero los 66 mil pesos en tiempos de pandemia sería como un banquete para una persona hambrienta, pero al final de cuentas nos queríamos en la calle, porque un banquero nunca, nunca va arriesgar su dinero, recordemos aquel dicho que reza; cuánto tienes eso vales. Pero repito, lo que me llama la atención es que me hablan por mi nombre y mis apellidos, entonces eso me hace pensar que los del banco tiene información muy confidencial de un servidor y eso me preocupa, porque seguramente ellos saben cuánto gano, dónde trabajo y a que me dedico y eso es preocupante para cualquier ciudadano”, concluyó el entrevistado.