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Dolor y Culpa: ¿Qué hay detrás del aborto?

Lo que te voy a contar, quizá ya lo hayas escuchado muchas veces, pero algo te puedo asegurar, jamás vas a sentirlo en carne propia; pocas personas entenderán de lo que hablo, aborté. Y es que hay mujeres que no nacimos para ser madres”.

“Lo que te voy a contar, quizá ya lo hayas escuchado muchas veces, pero algo te puedo asegurar, jamás vas a sentirlo en carne propia; pocas personas entenderán de lo que hablo, aborté. Y es que hay mujeres que no nacimos para ser madres”

La historia de “G” se repite en todos lados, y dentro del contexto actual,  quizá no tiene “relevancia” y se pierde como otras historias dentro de la urbe y más porque a estas alturas del siglo XXI el aborto sigue siendo un tema tabú en la sociedad mexicana, es difícil de tratar; se habla de él de manera superficial dentro de las clases de Biología y Ciencias Naturales en las escuelas, donde la educación sexual es escasa; lo que no se habla, son de las consecuencias, del “dolor” que sienten y no solo el físico; “K” y “M”, quienes tuvieron que abortar por recomendaciones médicas por ser embarazos altamente riesgosos, coinciden que, “ha sido la experiencia más traumática, física y emocionalmente, mucho más que un parto, en este por lo menos tienes el premio de [cargar] a tu bebé, en el aborto, no” por un lado “K” tuvo el apoyo de su esposo, quien estuvo en todo momento con ella para salir adelante; “M” tuvo que guardarlo en silencio, para que su marido no se diera cuenta; la culpa la carcomió y sintió que ya no iba a servir como mujer, porque eso le hicieron creer por mucho tiempo.

Vuelve la culpa a ser la protagonista y es que no importa si fue un acto premeditado, necesario o espontaneo, el sentimiento que imperó fue ese.

EL ABORTO EN LA HISTORIA

La interrupción del embrazo se ha practicado durante siglos, incluso antes de nuestra era, relatos de pueblos primitivos, en donde el sistema patriarcal imperaba; los jefes de familia podían disponer a su antojo de su progenie, venderlos, intercambiarlos, tratarlos en matrimonio o matarlos, incluso antes de nacer y nunca fueron actos punibles; la descendencia solo era necesaria en muchos casos, solo para perpetuar el poder; la mujer nunca formaba parte de la decisión por su estado de minoridad, el padre o jefe de familia tenía el derecho absoluto, cosa que no ha cambiado mucho.

En general, las legislaciones antiguas como en Grecia, el aborto no era un acto al que se debiera castigar, Platón y Aristóteles hablaron de ello, el primero de estos filósofos mencionaba que el aborto debería prescribirse en caso de incesto o cuando los padres fueran personas de edad; en tanto Aristóteles y otros eruditos, lo recomendaban como fórmula para limitar las dimensiones de la familia, una especie de control natal. Aquí se consideraba al feto como parte de la madre, y era ella quien podía disponer al arbitrio de su cuerpo.

No fue hasta 200 años después de Cristo, que comienza a generarse normas con una severidad encarnizada contra la mujer que cometiera tal acto; las penas iban desde los castigos corporales, exilio, hasta pena de muerte; el cristianismo marcó el camino hacia la punibilidad del aborto.

En un contexto más contemporáneo, el aborto se justificó en ciertos casos, para salvaguardar el honor de la mujer, principalmente si esta había sido violada y quedó embarazada, y más si estaba comprometida o casada, ya que esto podría causar conflicto ente las familias y podía terminar en la muerte de la mujer, además de ensuciar la reputación de la familia a la cual pertenecía.

La figura de la partera tuvo gran importancia en estos tiempos y hasta la fecha en comunidades rurales y de difícil acceso; pues ellas con el conocimiento heredado de sus ancestros, tienen plena comprensión del cuerpo de la mujer, además de amplios saberes en la herbolaria; aunque este último es desestimado por médicos actuales, ya que al medicarse con plantas, no existe un estándar en las dosificación de las sustancias necesarias para tratar el malestar o enfermedad, lo que podría desencadenar fallas en el organismo que pudieran ser fatales, como casi le ocurre a “S”, quien relata que tuvo que usar varias “hierbas” para conseguirlo.

“La neta, no lo volvería hacer, el dolor que se siente no se lo deseo a nadie, al principio son pequeñas punzadas, después son dolores insoportables, te doblan, te tumban cabrón, ni cuando me operaron del apéndice sentí tan feo; tuve que faltar al trabajo, a mi mamá le tuve que decir que los cólicos me estaban matando; el miedo me invadió después porque no me paraban los sangrados”, comentó.

DIVISIÓN DE DISCURSO

En la columna de “Mejor que el Silencio: Pañuelos verdes y azules” publicada en Meridiano.Mx el 23 de septiembre de este año, se hace énfasis en los dos grupos que constantemente chocan cuando del aborto se habla; los inicios de estos se sitúan en los 70 aproximadamente y surgen por el cambio de comportamientos sociales, cuando se comenzó a poner sobre la mesa los temas de planificación familiar, educación sexual, liberación sexual, la consolidación de “familias alternativas” y en algunos lugares la despenalización del aborto.

A casi poco 50 años desde que surgen estos grupos, en México vuelven a discutir; el motivo, el pasado 7 de septiembre la Suprema Corte de Justicia de la Nación declaró como inconstitucional el acto de castigar la interrupción voluntaria del embarazo, un fallo histórico para el país, que quizá fue en eco de lo ocurrido en Argentina; esto movilizó a ambas corrientes que no tardaron en responder; la marea creció y olas verdes y celestes se vieron a lo largo y ancho del país.

Los provida caracterizados con pañuelos azules, respaldados por ideologías religiosas y el utilitarismo bioético; eligieron el azul ya que este color se asocia con la quietud, tranquilidad, generosidad y protección, este último es lo que buscan incitar en la sociedad, la protección de las vidas desde el momento de la gestación.

Por otro lado, la llamada ola verde; apela a la libertad individual de elección, a una libertad reproductiva, así como el derecho al acceso de educación sexual y métodos anticonceptivos seguros; ya que por mucho tiempo estos últimos dos no son proporcionados de manera abierta por el tabú que genera el hablar de sexo, cuantas veces los jóvenes no descargan sus dudas sobre sus padres y ellos no saben cómo hablar del tema, porque tampoco recibieron una educación sexual adecuada.

Es normal que los movimientos proaborto los inicien feministas, además de que es lo más lógico si tomamos en cuenta que la responsabilidad reproductiva se les deja a las mujeres, solo falta con observar los métodos anticonceptivos y verán que la mayoría de estos los usan ellas, por ende, la decisión de ser madre debería ser solo de ellas; o al menos es lo que hoy en día más se apela, ya que antes, era una historia totalmente diferente.

AHORA ¿QUÉ SIGUE?

Pese a la despenalización existe una gran brecha rumbo a la legalización, el tema se puso sobre la mesa y ahora las legislaciones locales y federales deben hacer lo propio; ya no es punible por el fallo de la Suprema Corte, mujeres como “S” y “A” ya no se sentirán perseguidas, se necesita legalizar para que no se haga de forma clandestina, con procedimientos que pongan en riesgo su integridad; así ya no tendrán que migrar a CDMX para hacerlo,  ya que era única entidad federativa que lo realizaba de manera legal; del 2007 a junio del 2021 el sistema de Salud ha reportado 237 mil 643 abortos, ¿Cuántos no están registrados por clínicas clandestinas?¿Cuántos de ellos no fracasaron y terminaron con la muerte de las mujeres?.

Según la Organización Mundial de la Salud, en los países donde las mujeres tienen acceso a una educación sexual adecuada y a servicios de anticoncepción seguros y el aborto es legal, la probabilidad de muerte como consecuencia es de 1 por cada 100,000 procedimientos, en cambio donde es ilegal, esa cifra se eleva a 70 mujeres por cada 100,000 interrupciones.

Por esa razón el Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva, perteneciente a la Secretaría de Salud, ha habilitado 37 clínicas distribuidas en la mayoría de entidades; Nayarit entre ellos, como parte del programa “Aborto Seguro” con el objetivo de proporcionar atención en condiciones de seguridad, con personal de salud multidisciplinario, capacitado y sensibilizado para garantizar la más alta calidad y calidez en el servicio, atendiendo a mujeres, niñas, adolescentes y personas con capacidad de gestar que requieran atención al aborto en el primer trimestre y sin complicaciones, tanto espontáneos como inducidos (en embarazos viables o no) dentro del marco legal vigente y en apego a la #NOM046.

A pesar de esto en Nayarit sigue vigente en el código penal la punibilidad de lo que definen como el delito de aborto; sin embargo, asociaciones civiles entregaron una solicitud al Congreso del Estado para derogar estos artículos, misma que deberá tener respuesta a más tardar el próximo cinco de diciembre.

Por otro lado, las autoridades eclesiásticas brindan opciones a aquellas mujeres que no deseen interrumpir su embarazo, “yo invito a todas las familias, a todas las jovencitas que sí algún día han tenido alguna falla, que sepan que Dios no las rechaza, que Dios las recibe, lo mismo que la Iglesia y por lo tanto siempre encontrarán un apoyo en la iglesia, pero además hay instituciones para que las jovencitas que han tenido esta situación presten su seno y después regalen al niño”, así señaló Artemio Flores Calzada, Obispo de la Diócesis de Tepic.

Aunque esto pudiera tomarse como alternativa, la realidad es que no todos los menores encuentran un hogar; además que los trámites burocráticos, complican mucho los litigios, tan solo por decirlo de alguna manera, el DIF estatal tiene conocimiento de tan solo 10 niños que han sido adoptados de enero a septiembre de este año, aclarando que ninguno de esos procesos inició durante ese lapso, estos ya tenían mucho tiempo gestionándose.

Sobra decir que faltan muchas cosas para “complacer a un sector de la sociedad”, quienes no están de acuerdo con el aborto delegan toda la responsabilidad a la mujer diciendo: “porque no se cuidó”, “para que abre las patas”, “quería andar de loca”, mal enfocan comentarios y generalizan circunstancias; la verdad es que el 90% de los métodos anticonceptivos son diseñados para el uso de la mujer, cuando ella solo puede tener un parto al año, mientras que de acuerdo a médicos un hombre puede embarazar un promedio de 12 mujeres al día, lo que se traduce a 4 mil 380 en un año.

Definitivamente, lo concerniente al cuerpo de la mujer solo le atañe a ella; el aborto, legal o no, ya sea por elección o no, se ha realizado a lo largo del tiempo y todas las narrativas sobre él, aluden al dolor y la culpa y solamente ellas saben lo que significa; por eso crean redes de ayuda para  protegerse cuando “deshonran” a su familia, porque eligieron el embarazo público al aborto y también se sabe que quienes cuidan a las mujeres que eligen el aborto clandestino por una vida social “con reputación”, son también mujeres; ya es tiempo de dejar que ellas elijan sin culpa.