Es lamentable que las personas migrantes que pertenecen a esta marcha, sean víctimas de intereses particulares que no tienen que ver con la protección de los derechos humanos, y preocupa de manera especial la exposición de niñas, niños y adolescentes, así como mujeres embarazadas y otros grupos vulnerables.
Esta actitud, más cercana a la de los traficantes de personas, hace que prevalezca la inseguridad al interior del contingente. El viernes pasado, integrantes de Grupo Beta atendieron a dos personas heridas con objetos punzocortantes por integrantes de la misma caravana y este domingo derivado de una riña suscitada, los servicios de salud en Oaxaca asistieron a dos hombres heridos por arma blanca.
Este proceder que no considera ninguna medida de protección se confirma al incitarlos a subirse a las plataformas de los tráileres que, entre otros muchos riesgos, puede resultar en lesiones, accidentes o caídas. Es por ello, que para salvaguardar la integridad de las personas, las autoridades han implementado el control de tránsito en las carreteras.
Es importante subrayar que trasladar personas migrantes sin condición regular, en transporte público o privado, constituye el delito de tráfico de personas, razón por la cual los transportistas se han negado a realizar esta movilidad.
La irresponsabilidad de quien les dirige, pone en riesgo la salud de las personas. Derivado de esta mala influencia, se ha rechazado la realización de pruebas rápidas de antígeno para detección de COVID-19.