“Muévete una cuadra hasta la Allende, ahí paso por ti en 10 minutos”. Decía el mensaje de whatsapp que nunca se fue y mi amiga, se quedó ahí como Penélope, esperando en una banca, mientras yo rodeaba una y otra vez, el punto de encuentro.
Al igual que millones usuarios en todo el mundo, nos había caído la maldición de los hackers, dejándonos sin redes sociales en una caída tan prolongada que provocó que bajaran las acciones de Facebook hasta en un 5 por ciento y con ello, se mostrara vulnerable el gigante tecnológico dirigido por Mark Zuckerberg.
“Pues si no hay whatsapp, pues baja telecom”, ordenaba furioso el jefe a su joven empleado que no acataba la asociación mental entre telegram-telegrama y telecom y menos cuando echábamos mano de nuestra capacidad de sintetizar con cinco palabras, cualquier mensaje desde una felicitación, un pésame, un discurso político, o la crónica de una nota policiaca. “Felicítote nacimiento hijo”, “Abrázote deceso intempestivo”, “Siguióle, robóle, matóle ganado”. Un juego de formas verbales y pronombres ajenos a los ojos y oídos jóvenes y no tan jóvenes.
“Mi día está de hueva”,”No hay nada qué hacer”, “Ni cómo felicitar a mi mamá sin whatsapp”, mostraban su exigencia digital quienes luego de levantarse, ya están sin ocupación alguna, mientras que los altos mandos de whatsapp e Instagram, se disculpaban por Twitter, pidiendo paciencia a sus usuarios y usuarias que no se hacían el ánimo en atender sus asuntos por medio de una llamada y del e-mail, hoy convertidas en herramientas abuelas, según la percepción de millenians.
Lunes negro para las plataformas que hablan ya de pérdidas millonarias por lo ocurrido durante casi seis horas en todo el mundo, afectando a unos 3 mil millones de personas, con lo que nos dio una idea de la afectación global que lo mismo afectó a mi amiga que insiste, aunque sea le hubiera mandado un whatsapp, como imperdonable resulta para los grandes negocios que poco les importa un error del DNS Sistema de Nombres de dominio que se combinó con el “enrutamiento BGP”. Finalmente, toda esta paranoia, yo creo que es una broma en este 4 de octubre de San Francisco de Asís, el santo que renunció a los lujos y que si viviera en esta época, no habría echado mano de las redes sociales para llevar su mensaje religioso. Desde aquí: “Envíole reconocimiento, deseóle buenaventura Oden Franciscana”.
