A pesar que ya desde hace algunos días el subgobernador del Banco de México, (Banxico), Gerardo Esquivel, de manera muy oportuna había advertido que no habría posibilidad alguna de que el gobierno federal dispusiera de las reservas internacionales para el pago de deuda pública como el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) lo ha venido planteando, el conflicto detonó este miércoles durante la conferencia Mañanera, luego de que el presidente apuntara a un nuevo enemigo, y arremetiera en contra del mencionado especialista al que calificó de “ultra tecnócrata”, por no querer que se toquen las reservas.
Fue el 11 de agosto pasado que Esquivel a través de su cuenta de Twitter aclaró el tema: “Los derechos especiales de giro (DEGs) no son una moneda, son un activo de reserva internacional. En México, por mandato de ley, los activos de reserva internacional no se pueden usar para pagar deuda”.
El mensaje desde el Banco Central fue muy claro para el Presidente Andrés Manuel López Obrador: las reservas internacionales no pueden ser tocadas para el uso de la deuda pública, luego de que ese mismo día en la conferencia matutina se deslizara la posibilidad de usar recursos del Fondo Monetario Internacional FMI que se destinan originalmente para estas reservas.
Y es que, horas antes, López Obrador se refirió a la designación que hizo el fondo en junio sobre estos recursos, de los cuales corresponden alrededor de 12,000 millones de dólares para México. El mandatario destacó que son recursos que se dirigen a las reservas internacionales, pero justificando que éstas han tenido un exponencial crecimiento en este sexenio, consideró que estos recursos podrían destinarse mejor al pago de la deuda.
“Este miércoles, el tema surgió en la conferencia matutina, donde se le cuestionó su postura ante estos señalamientos. “Estos economistas están formados en escuelas en donde les enseñan a proteger a grupos de intereses, en este caso, a financieros”. Sobre Esquivel, que originalmente fue propuesto para ser el subsecretario de Hacienda de este gobierno, refirió: “Ya se volvió ultra tecnócrata”, refiriéndose a su dicho de que no se puede lo planteado. “¡No se puede porque no se quiere!”, criticó.
En ese sentido aseguró que se hará un planteamiento formal a Banxico para que “se beneficie la Hacienda Pública y se beneficie al pueblo”. Y amplió el llamado a su interior: “No deben de olvidar los del Banco de México, que son servidores públicos, que eso que se atesora en Banxico es dinero del pueblo y de la nación”.
El argumento del Presidente es que ha habido un fuerte crecimiento de las reservas por alrededor de 20 mil millones de dólares durante su gobierno. “Si llegan 12 mil a Banxico y resulta que se van a colocar en el mercado financiero y vamos a recibir 1% por el manejo de ese dinero y el gobierno de México, la hacienda de México tiene que pagar interese por su deuda del 4%, ¿por qué no se utiliza ese dinero para pagar deuda y nos ahorramos intereses?”, justificó.
Aun así, afirma que respeta y seguirá respetando la autonomía de Banxico y consideró acertada la estrategia que ha tomado de incrementar las tasas de interés para poder contener la inflación, no obstante, no dejó de plantear que también deberían estar atentos al crecimiento económico.(LPO18/08/21).
Este conflicto entre López Obrador y Esquivel, deja en una situación incómoda al secretario de Hacienda Rogelio Ramírez de la O, en un momento delicado: ya se trazan los principales pilares del Presupuesto 2022.
Ramírez no tiene relación con Esquivel y en diversos aspectos técnicos los considera un economista “elemental” pero sobre la polémica, en privado, cierra filas con el subgobernador del Banxico. Así lo dijeron a LPO fuentes de la Secretaría de Hacienda.
El secretario cree que una nueva legislación que le permita al Gobierno decidir sobre esos recursos extra puede generar inestabilidad y afectar las expectativas que los inversores tengan sobre el país. Es algo elemental porque Ramírez tiene como meta que ni el Tesoro ni Pemex sufran nuevas rebajas en sus calificaciones crediticias.
A esto se suma una coyuntura en la cual la inflación demuestra no ser un fenómeno tan estacional como a comienzos de año estimaba la Reserva Federal y en ese plano, la independencia y el nivel de reservas de Banxico se vuelven cruciales.
El contrapunto público entre Esquivel y AMLO tiene antecedentes de perfil más bajo pero ineludibles. En la campaña de 2018 el subgobernador fue un enlace determinante del tabasqueño con el empresario, incluso más decisivo que Alfonso Romo. Pero en la transición no compartió las ideas macroeconómicas de AMLO.
Esquivel había sido elegido como futuro subsecretario de Egresos. Y en pleno armado del Paquete Presupuestal, el economista le corrigió varias ideas a López Obrador. Le explicó que no tenía sentido destinar tantos recursos del presupuesto a sólo tres o cuatro obras emblemáticas, porque paralizaría el resto de la inversión pública. Y además sería imposible ejercer todo ese dinero con proyectos cuyos arranques son difíciles. “Este muchacho es muy soberbio”, se quejó el Presidente con Urzúa. Terminó en Banxico.
Tampoco gustan en Palacio Nacional ciertas conversaciones privadas que Esquivel tiene desde su posición actual con actores del mercado que rechazan a la 4T. Sobre este aspecto también hay un antecedente: apenas unas semanas antes del inicio de la campaña presidencial de 2018, LPO publicó los elogios que había dado Gerardo Esquivel a las reformas de Peña Nieto.
“La Reforma Educativa sin duda va en la dirección correcta”, soltó Esquivel en una charla íntima organizada el New York Times, a puertas cerradas, y en una mesa que compartió con Paul Krugman. Quizás ese ambiente relajado le hizo olvidar que una de las principales banderas del líder de Morena era cancelar esa reforma.
Esquivel se refería a las cuentas pendientes que había dejado la apertura comercial en los 80 y 90. “Las cosas que se plantearon en su momento con el TLCAN no han tenido el impacto deseado por la ausencia de otras políticas, que no hemos hecho en su momento y que seguimos sin hacer. Algunas ya las hemos hecho, como la Reforma Educativa, que sin duda va en la dirección correcta. Pero hay otras cosas pendientes por hacer”, fue su frase completa.
No fueron las únicas palabras polémicas de Esquivel. En ese mismo evento, el economista también contradijo al tabasqueño respecto a la relación de corrupción con crecimiento económico. “La corrupción tiene implicaciones muy importantes. Pero no es muy clara la relación entre la corrupción y crecimiento, por ejemplo. Hay países extremadamente corruptos y con elevados niveles de crecimiento. Ahí está el caso de China. Por lo tanto, no es inmediato que bajar la corrupción tenga efectos positivos en el crecimiento económico”. En este último punto, parece que el tiempo le dio la razón.
Más recientemente, el pasado 22 de mayo, Esquivel declaró: “A mí ni me apunten. Yo estoy bien de Sub. Ya saben que le voy al Cruz Azul”, luego de que el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, descartara proponer para un nuevo periodo al actual titular del banco central, Alejandro Díaz de León.
Ya se verá qué curso sigue este desencuentro, por lo pronto, Esquivel intentó matizar la situación y este mismo miércoles escribió en su Twitter: “En democracia, el disenso no siempre es confrontación. La deliberación pública siempre será bienvenida”.
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