El pasado 28 de julio, el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), dio a conocer los resultados de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH), correspondientes al año 2020. Esta encuesta se levanta cada dos años desde 1992, y su función principal es proporcionar un panorama estadístico del comportamiento de los ingresos y gastos de los hogares mexicanos en cuanto a su monto, procedencia y distribución. Sin embargo, también capta información sobre características ocupacionales y sociodemográficas de los miembros de los hogares, y sobre la infraestructura y equipamiento de las viviendas.
Los datos de la ENIGH 2020 son particularmente relevantes debido a que nos permiten analizar el escenario socioeconómico generado por la pandemia de la Covid-19, al compararlos con los datos obtenidos en el 2018. Sería imposible exponer y comentar en este espacio toda la información que esta encuesta nos arroja, pero a continuación presentaré algunos de los datos más relevantes.
En los hogares mexicanos ha habido una disminución en el número de personas empleadas o que perciben algún tipo de ingresos, por lo que en el 90% de los casos disminuyó el monto de ingreso corriente promedio trimestral. Por ejemplo, los ingresos por trabajo, que son los más importantes, cayeron un 10.7%. Lo cual no pudo ser compensando a pesar de que hubo un aumento en el monto por transferencias, que son ingresos por ahorros, jubilaciones o programas de gobierno.
Sólo en los hogares establecidos en zonas rurales hubo un ligero aumento en sus ingresos, debido a que el sector primario fue uno de los menos afectados por las medidas sanitarias. Por su parte, los hogares que se ubican en el decil más bajo, es decir, el 10% más pobre, prácticamente mantuvieron el mismo ingreso. No obstante, hubo cambios en los hogares que componen los distintos deciles. Por ejemplo, hogares que solían pertenecer al tercer o cuarto decil, al perder parte de sus ingresos, se posicionaron en el primero (el más bajo). Esto puede identificarse gracias a que son hogares con muy bajo ingreso, pero con mayor nivel educativo que el resto o porque son hogares poseedores de vehículos particulares.
A nivel de entidades federativas, hubo caídas significativas en el ingreso corriente promedio trimestral en Quintana Roo, CDMX, Baja California, Aguascalientes, Querétaro y Jalisco, entre otras. En Nayarit, según esta encuesta, no hubo una disminución realmente significativa ni en el ingreso corriente promedio trimestral ni en el gasto corriente monetario promedio trimestral.
La información que arroja la ENIGH 2020 también nos permite tener ciertas estimaciones sobre el nivel de desigualdad en nuestro país. Los datos muestran que el décimo decil (los más ricos) concentran casi la tercera parte del ingreso corriente total trimestral (32.5%); mientras que el primer decil (los más pobres) apenas obtienen el 2.0%. De hecho, sólo entre los hogares del décimo y el noveno decil se encuentra el 48.5% del ingreso corriente total trimestral. Esto significa, entre otras cosas: (1) que el 10% de los hogares más ricos del país tiene un ingreso 16 veces mayor que el del 10% más pobre, y (2) que el 20% de los hogares más ricos acapara casi el 50% del ingreso corriente total trimestral, dejando el otro 50% para repartirse entre el restante 80% de los hogares mexicanos.
Pero eso no es todo, en México el ingreso por persona varía según distintos aspectos. Por ejemplo, el ingreso promedio trimestral es mucho mayor para los hombres ($22,618) que para las mujeres ($14,860) pero es aún menor para personas discapacitadas ($13,659) o que hablan alguna lengua indígena ($10,221).
Por otro lado, el gasto corriente monetario disminuyó un 12.9% respecto de 2018 (de $34,329 a $29,910). Los rubros con una caída más significativa son los gastos destinado a alimentos y bebidas (-5.9%), transporte y comunicaciones (-18.9%), cuidados personales (-5.8%), educación y esparcimiento (-44.8) y vestido y calzado (-42.0%). El único rubro que aumentó es el gasto destinado a salud (+40.5%), lo cual es de esperarse en medio de una contingencia sanitaria. Aun así, porcentualmente en lo que más gastamos es en alimentos y bebidas (38.0%), seguido de transporte y comunicaciones (18.6%). La reducción en gastos de alimentos se dio, principalmente, en alimentos consumidos fuera del hogar (-44.9%).
Ahora bien, es preciso señalar que estos datos no son del todo concluyentes, sobre todo al hablar de la desigualdad existente en México. Desde hace algunos años, el destacado economista mexicano Gerardo Esquivel ha insistido en que este tipo de encuestas presentan un grave problema operativo: no ofrecen información sobre los ingresos y gastos de los hogares más ricos del país debido a que, entre otras cosas, a las y los encuestadores del INEGI no les abren la puerta en las mansiones o en los lujosos y exclusivos cotos privados. Por lo tanto, la desigualdad en la distribución del ingreso y el consumo es mayor de lo que la ENIGH 2020 nos revela.
No obstante, esta información sigue siendo relevante tanto a nivel político como social. El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) hace uso de estos datos para elaborar sus informes sobre la medición de la pobreza en nuestro país, lo cual es fundamental para el establecimiento y la evaluación de políticas públicas. Además, a la sociedad en general nos permite tener una perspectiva más clara y completa del escenario que vivimos en el día a día, lo cual es imprescindible si queremos participar activamente en la construcción de un México más justo. Conocer nuestra realidad es el primer paso para transformarla.