Desde la edad de 16 años de edad, Leobardo NN empezó a consumir alcohol, pero al poco tiempo y como consecuencia de la ingesta de bebidas adulteradas poco a poco fue perdiendo la vista.
Leobardo, ahora de 46 años de edad relató que en una ocasión cuando se encontraba en estado etílico se quedó dormido muy cerca de las vías del tren, fue por esa razón que no escuchó el ruido de la locomotora y la mole de acero le cercenó su extremidad derecha.
Sin embargo y a pesar de sus limitaciones físicas él nunca ha renunciado a la bebida:
“Ahora bebo puro vino, -¿ya no usas pegamento? No ya no, puro vino. –Qué sientes cuando inhalas pegamento?- me quita la cruda y siento que vuelo recio y despacio”, respondió.
Leobardo dice vivir junto con su señora madre en la colonia Prieto Crispín, aseguró que todos los días se traslada a bordo de un taxi que le cobra 50 pesos hasta las esquinas de las calles Zaragoza y Puebla en la zona del Centro Histórico de Tepic.
Reveló que en estos lugares lo conocen como “El Furia Ciega” y logra sobrevivir con las monedas que los transeúntes y comerciantes de la zona le otorgan al pasar.
Es importante destacar, que Leobardo se apoya en su manos para trasladarse a los lugares que decide, sus ropas se aprecian desgarradas, sus manos llenas de cayos, su mirada perdida, su dentadura incompleta, pero su oído muy afinado para detectar el sonido de los automóviles y camiones urbanos que peligrosamente pasan a escasos centímetros de su humanidad.
Se ignora si Leobardo NN cuenta con familiares, su domicilio es incierto, al cuestionarlo el nombre de sus señora madre, el entrevistado dio por terminada la charla y se retiró del lugar en silencio.