Geografía es destino. El territorio pone rostro a la vida y causas a la muerte. Todos irremediablemente tendremos que decir adiós a la vida, pero alguien podría alimentar la ilusión de reducir las probabilidades de morir cambiando de lugar de residencia.
En México, la tasa de defunciones por cada 10 mil habitantes va de 116 a 59, en el extremo superior la Ciudad de México y en el inferior Quintana Roo, según los datos preliminares de la estadística de muertes registradas en 2020 dados a conocer por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Así que puede ir a la capital del país o al turístico estado a esperar el fin de sus días, con mayor o menor riesgo de morir de determinadas enfermedades.
Las defunciones registradas por entidad federativa de residencia habitual del fallecido registran las tasas más altas, después de la Ciudad de México, Chihuahua, Sonora, Morelos, Veracruz, Tabasco y Estado de México, con 105, 94, 93, 93 , 91 y 90, respectivamente. Son entidades poco atractivas para vivir.
En contraparte, después de Quintana Roo, Baja California Sur, Querétaro, Aguascalientes, Chiapas y Nayarit, serían las mejor cotizadas para comprar un boleto sin retorno. En éstas la tasa es de 61, 63, 67, 70 y 70 defunciones por cada 10 mil habitantes.
Para quien viva en Nayarit, tal vez permanecer aquí sea la mejor opción, porque el costo de la vida es mayor en Quintana Roo.