Aunque las distintas agencias espaciales alrededor del mundo han colaborado con empresas privadas desde hace tiempo, algunas de ellas han comenzado a abrir nuevas áreas comerciales de la mano del sector privado. Tal es el caso de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio de Estados Unidos (NASA, por sus siglas en inglés) quien otorgó contratos a compañías privadas para la recolección futura de muestras lunares. Estos contratos fueron otorgados a principios de diciembre de 2020, desde un dólar hasta 15 mil, según las cotizaciones presentadas por las compañías.
Las cinco compañías premiadas con los contratos recolectarán pequeñas cantidades de suelo lunar, conocido como regolito, durante misiones no tripuladas ya programadas para 2022 y 2023. A la par de las muestras, las compañías también entregarán a la NASA imágenes de la recolección. Una vez recibidas las muestras, la propiedad de éstas será de la NASA en su totalidad, para su uso en el programa Artemisa. Bajo este programa, la NASA trabaja actualmente con el fin de enviar nuevamente astronautas a la Luna y eventualmente a Marte.
Según la NASA, con estos contratos planea establecer el precedente de que entidades del sector privado podrían extraer recursos espaciales para adquisición de la NASA. Estas adquisiciones y el uso de los recursos, señalan, tendrían como función impulsar no sólo las actividades de la NASA, sino una nueva dinámica de desarrollo y explotación pública y privada de los recursos de la Luna. En particular, la NASA espera estudiar las muestras para la generación de recursos in situ, como el agua, oxígeno y combustible necesario en las misiones humanas en Marte y la Luna.
Con este mismo fin, la Agencia espacial europea (ESA, por sus siglas en inglés) también otorgó un contrato a una firma privada británica para desarrollar tecnología necesaria en la extracción de oxígeno del regolito lunar. Este contrato, anunciado a principios de noviembre, forma parte del programa Estrategia de recursos espaciales de la ESA, en el contexto del Programa de tecnología general, financiado por la agencia. Según anunció ESA en su momento, un estudio inicial de prueba de concepto de esta tecnología señaló su capacidad de extraer con éxito el 96% del oxígeno total. Además, el proceso también arroja un subproducto de aleación de metal mixto, útil para emplearse en la fabricación en la Luna.
No obstante, la recolección de muestras y la obtención de recursos in situ no son las únicas áreas comerciales nuevas para el espacio. ESA también anunció a principios de diciembre la firma de un contrato por 86 millones de euros con la startup ClearSpace SA para realizar la primera remoción de escombro en el espacio. Con este contrato la startup lanzará a la órbita terrestre una misión cuyo objetivo será reunir, capturar y desmontar los residuos de un vehículo de lanzamiento espacial. El objetivo final es traer de vuelta a la Tierra estos pedazos de escombro espacial. Al existir aproximadamente 3 mil satélites muertos en la órbita terrestre, este contrato también podría estar inaugurando un nuevo sector comercial en el espacio.
Conforme avanzan los logros en materia espacial y se aproximan las futuras misiones humanas a Marte y a la Luna, se irán inaugurando nuevos sectores comerciales. Muchas compañías ya comienzan a aprovechar la situación y puede verse reflejado en los contratos otorgados recientemente por la ESA y la NASA. En un futuro será muy probable que estas agencias continúen recurriendo al sector privado para satisfacer las necesidades propias del rubro de la exploración espacial.