Alaska.- Un grupo de científicos ha advertido sobre la perspectiva de que un mega tsunami ocurra en Alaska, en la bahía del príncipe Guillermo, debido al deslizamiento de rocas inestables expuestas después del derretimiento de glaciares. Este fenómeno podría ocurrir en las próximas dos décadas o incluso en los próximos doce meses, advierten los científicos. Un tsunami de esta naturaleza ocurrió en Alaska, en la bahía de Lituya, en 1958, con una altura de 524 metros y, según calculan, el tsunami del cual advierten podría ser de una magnitud mayor.
Aunque aún existen incógnitas acerca de cómo podría ocurrir este desastre, sí se tiene certeza del retroceso de los glaciares en esta bahía, a lo largo de la costa sur de Alaska, con un impacto en las laderas de las montañas de Barry Arm, a unos 97 kilómetros al oriente de Anchorage. Según una carta abierta enviada en mayo de 2020 al Departamento de recursos naturales de Alaska, los científicos han observado, con el análisis de imágenes satelitales, que conforme el glaciar Barry se retira de Barry Arm, debido al derretimiento en curso, una escarpa, o declive áspero del terreno, ha comenzado a emerger en la cara de la montaña sobre el glaciar. Este fenómeno sugiere un deslizamiento gradual y lento de la tierra sobre el fiordo, con la posibilidad de consecuencias nefastas en un área frecuentada por embarcaciones comerciales y recreativas, si la pared rocosa cediera repentinamente y cayera al agua.
En el caso del tsunami de 1958, muchos testigos lo compararon con la explosión de una bomba atómica y es considerada la ola de tsunami más alta de los tiempos modernos. En comparación, el deslizamiento de rocas del que advierten los científicos liberaría 16 veces más escombros y 11 veces más energía comparado con el deslizamiento de tierra de 1958 en la bahía de Lituya. El cálculo de los científicos se basa en la elevación del depósito sobre el agua, el volumen de tierra deslizándose y el ángulo de la pendiente.
Una de las conclusiones más importantes de este estudio, aún pendiente de revisión por pares, es que el impacto del retroceso de los glaciares en la era del cambio climático podría suponer amenazas similares de deslizamientos de tierra y tsunamis en varios lugares del mundo, no únicamente en Alaska. Cálculos de finales de agosto señalan una pérdida de 28 billones de toneladas de hielo en tan sólo 23 años, de 1994 a 2017. En este contexto, las capas de hielo de Groenlandia y la Antártida podrían contribuir juntas con más de 38 centímetros de aumento global del nivel del mar para 2100, según cálculos de finales de septiembre.
Cada vez más estudios comienzan a hablar de las consecuencias catastróficas del calentamiento global, como el caso de un posible mega tsunami en Alaska debido al derretimiento de los glaciares. En este sentido, conforme se realicen predicciones más exactas de las consecuencias del cambio climático podrán tomarse acciones mejor enfocadas para combatir el aumento de los gases de efecto invernadero y las consecuencias catastróficas de este.