Desde tiempos remotos, entre el II y I milenio a.C. se ha mencionado esta Ley, que por mucho es de las más conocidas, ha sido nombrada de diferentes maneras como el Código de Hammurabi por los babilónicos, la Ley de las XII tablas por los romanos, específicamente en la VII; en el antiguo testamento como Ley mosaica expresada en el Éxodo 21:23-25, en Levítico 24:18-20 y en Deuteronomio 19:21, incluso en el Derecho Germánico se manifiesta en la Blutrache o venganza de sangre.
A toda acción corresponde una reacción; históricamente, constituye el intento por establecer una proporcionalidad entre el “delito” y “castigo”, siendo así el primer límite a la venganza de manera justificada.
¿A qué se debe esta introducción? Bueno, los linchamientos a criminales para hacer justicia por mano propia no son nada nuevo, ya lo vimos a lo largo de la historia.
Recientemente, cada vez son más notorios, cada vez son más recurrentes por parte del pueblo, que, cansados de que las autoridades con tanta burocracia tarden en darles la justicia, prefieren recurrir a esto, o recurren a esto para defender su integridad física, así como sus pertenencias; también es por el hartazgo de que diario se la tienen que “rifar” para conseguir el pan de cada día (y más en estas circunstancias donde la pandemia no nos ha dado tregua y es más difícil obtener ingresos) como para que otro de la manera más fácil y cómoda decida quitártelo y no solo el sustento, en muchas ocasiones, hasta la vida.
Cientos de videos de seguridad dan fe de estas situaciones, donde la desesperación del asaltante por obtener el botín es más que notoria, al igual que la angustia de los asaltados, que con gran temor se despojan de sus pertenencias sin tener la seguridad ni la certeza de que saldrán vivos de esa situación, situación que se repite infinidad de veces a cualquier hora y en cualquier parte de México.
Así como también se comienzan a repetir innumerables videos en donde la gente arremete contra los delincuentes, es que seamos sinceros en los últimos 6 meses según las estadísticas que mostró el Secretario Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública se han cometido 888,097 delitos de los cuales terminaron con la vida de 17 mil 982 personas, sumando los más de 50 mil a causa de la pandemia; salir a la calle a ganarse el sustento se ha vuelto una actividad “extrema” de “alto riesgo”, entonces defenderás a capa y espada lo poco que has conseguido, he ahí mucho del porqué de la proliferación de videos de linchamientos a delincuentes.
Es una muestra de este hartazgo, de decirle al delincuente que se la piense, que la gente está cansada y ya no piensa ser solo espectador, que ellos se defenderán a como dé lugar, se vio en la combi de Texcoco, como arremetieron contra el ladrón, o supuesto ladrón porque solo alcanzó a tomar el celular de uno de ellos y no pudo salir a tiempo, para su desgracia y beneplácito de los usuarios, que pudieron desatar su furia, su hartazgo, su impotencia ante este tipo de situaciones.
Algo similar se vivió sobre la autopista Méx-Puebla, dónde, a mano armada amenazaron a los pasajeros, pero entre ellos hubo un justiciero que portaba un arma, y durante un descuido, disparó, acabando con la vida de uno, hecho que destanteó a los demás asaltantes, propiciando que el resto de los pasajeros se abalanzarán en su contra para repetir lo sucedido en la combi de Texcoco; caso contrario el 21 de julio de este año en una combi en Coacalco Estado de México, donde un pasajero empujó al ladrón y este de un balazo le arrebató la vida.
¿Qué tan “desalmado” tiene que ser uno para arrebatarle la vida a alguien, por quizás unos 200 pesos y un celular de gama media? ¿Qué tan harto debe estar una persona para hacer a un lado su “humanidad” y golpear hasta matar o casi matar a una persona por defender esos 200 pesos y un celular? Ambos casos “deshumanizan” a las personas, los ladrones arrebatando lo material y los ciudadanos además de la golpiza, les arrebatan hasta la dignidad, desnudándolos y exhibiéndolos con el único fin de mandar un mensaje, “esto te puede pasar si robas”, “atente a las consecuencias si te agarramos”, pero el principal es “estamos hartos”.
En fin, ¿Es necesario que los ciudadanos tengan que hacer justicia por su mano propia o debe esperar a que la justicia haga su trabajo?, parece una pregunta fácil, pero no lo es. Piense bien la respuesta, seamos civilizados, aunque nuestro sistema de justicia sea lento y este lleno de burocracia y trámites que entorpecen su aplicación y dejen libre al delincuente, o dejémonos llevar por la Ley del Talión, la cual nos rebajaría como personas al llevar a cabo un acto de vendetta pura; algo se tiene que hacer, pero ¿qué?