En 2018, 49.6 por ciento de la población menor de 18 años de edad en México, es decir 19.5 millones de personas, estaba en situación de pobreza, reportó el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
Además, 9.3 por ciento de este sector poblacional, que equivale a 3.7 millones de personas, estaba en pobreza extrema en ese mismo año, de acuerdo con la más reciente medición multidimensional de la pobreza publicada por este organismo, en el marco del Día del Niño y la Niña.
Ante ello el Coneval enfatizó que “las niñas, niños y adolescentes en México presentan mayor prevalencia de pobreza respecto a la población en general, lo cual limita su desarrollo y bienestar, además contribuye a perpetuar dinámicas de pobreza a lo largo del ciclo de vida”.
Precisó que hay diferentes factores que contribuyen a la determinación de los niveles de pobreza en la niñez y la adolescencia, entre los más relevantes están los ingresos que perciben los integrantes del hogar, el ámbito de residencia, las condiciones geográficas, la pertenencia étnica, las características de los hogares, así como la presencia de carencias sociales.
Detalló que la carencia por acceso a la alimentación pasó de 25.7 por ciento a 23.9 por ciento entre 2008 y 2018 en este grupo, es decir, en ese último año más de 9 millones de menores de edad vivían en hogares que presentaban un grado de inseguridad alimentaria moderado o severo.
Respecto al porcentaje de personas con carencia por acceso a los servicios de salud, este tuvo una disminución entre 2008 y 2018, al pasar del 39.0 a 14.3 por ciento en este periodo para la población menor de 18 años.
Además, la tasa de mortalidad infantil a nivel nacional se redujo, es decir, el número de defunciones de menores de un año de edad por cada mil nacidos vivos pasó de 14.1 a 12.1 de 2010 a 2016, según datos del Sistema de Información de Derechos Sociales (SIDS).
Añadió que en el contexto actual de crisis sanitaria por el virus SARS-CoV-2, en 2018, el 14.3 por ciento de la población de este grupo no contaba con servicios de salud y el 61.1 por ciento no tenía acceso a la seguridad social, lo que podría aumentar la vulnerabilidad de las niñas, niños y adolescentes en caso de contraer dicha enfermedad, ya que su atención médica podría no estar garantizada, debido a la falta de acceso de atención médica.
La Ley Federal del Trabajo estipula que la edad mínima para trabajar es a partir de los 16 años y solo si se cuenta con la educación básica garantizada que, a partir de 2015 incluye la preparatoria; sin embargo, los datos de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) muestran que en 2008 el 17.2 por ciento de los niños de 12 a 17 años trabajaban y a partir de 2016 ese porcentaje ha aumentado.
Respecto a la carencia por acceso a los servicios básicos en la vivienda, en 2008 el 27.3 por ciento de la población menor de 18 años habitaba en viviendas que no contaban con acceso a agua potable, energía eléctrica, drenaje o se cocinaba con estufa de leña sin chimenea, y para 2018 esta cifra disminuyó a 23.4 por ciento.
Asimismo, la carencia por calidad y espacios en la vivienda en menores de edad pasó de 23.0 por ciento a 15.5 por ciento en el mismo periodo. En menores de edad, el rezago educativo estuvo presente en el 10.5 por ciento de ese grupo en 2008 y en el 7.3 por ciento de este grupo de población en 2018.