El martes 17 de marzo de 2020, Brasil registró la primera muerte por coronavirus COVID-19 en el estado de Sao Paulo, la región más poblada y afectada del país. En este sentido, el gobierno del estado está investigando otros cuatro fallecimientos que, se piensa, podrían haber sido causados por la enfermedad. Por otro lado, la situación de pobreza que atañe a las favelas ubicadas en Río de Janeiro, donde hay una gran densidad de población y poco espacio de vivienda, convierte a la zona en un foco de peligro para el contagio del virus.
Asimismo, para los residentes de las favelas brasileñas resulta casi imposible evitar aglomeraciones, una de las principales recomendaciones emitidas por la OMS y las instituciones de salud, debido a su elevada densidad de población y, sobre todo, el poco espacio que tienen sus habitantes para vivir, por ejemplo, una habitación puede ser compartida en promedio entre cuatro y cinco personas. “¿Cómo voy a aislar a un familiar si contrae la enfermedad, si en mi casa compartimos la misma habitación cuatro personas?” mencionó a medios una habitante de Tavares Bastos.
Cabe mencionar, el 22,03 por ciento de los 6,3 millones de habitantes de Río de Janeiro vive dentro de favelas, representando 1,4 millones de personas residiendo en estos sitios, en su mayoría irregulares. En las favelas cariocas la cantidad de población puede subir diez veces el número de cualquier barrio, por ejemplo, Rio cuenta con una densidad poblacional de 5 mil 556 habitantes por kilómetro cuadrado, y la favela de Rocinha -la más grande de Brasil- con 69 mil 161 residentes, representando casi 49 mil habitantes por km2.
Ante la situación de pobreza de los barrios de Río de Janeiro, la propagación del COVID-10 se convirtió en un gran desafío para las autoridades de salubridad en función de definir políticas públicas para reducir el impacto del coronavirus en estos asentamientos.
Pero la problemática no solo se reduce a eso: en 2016, el estado de Río de Janeiro se declaró en bancarrota previo a la organización de los Juegos Olímpicos, ante ello, la región terminó con un sistema y red de salud mermado. En este sentido, según datos del ministerio de Salud, en 2014 los hospitales regionales y municipales tenían alrededor de 7 mil 652 camas, en comparación con 2019, que registró una baja a 6 mil 486 camas. La región se vio en la necesidad de cerrar diversos centros de atención médica y hospitalaria por las deudas, haciendo que el sistema de salud colapsara.
Según las propias palabras del ministro de salud brasileño Luiz Enrique Mandetta, en Río se tiene una gran cantidad de personas que residen en áreas de exclusión social, pobreza y una red frágil de salud. En este sentido, el cierre de centros de puestos de salud ha perjudicado el seguimiento de indicaciones por parte de Gobierno para evitar el contagio de coronavirus COVID-19, así como la situación precaria en la cual viven la mayoría de personas en las favelas.