La cantante Nina Uma, quien con su arte conversa sobre grupos vulnerables desde 2007, considera que a Bolivia la asedian el fascismo, la intolerancia, la criminalización de pobres e indígenas, la violencia militar, el retroceso.
“Se nos viene el fascismo con toda la dureza. Cuando salen las fuerzas armadas a reprimir no son amables, son terriblemente duros. No quiero ni imaginarme las políticas económicas que van a implantar si es que logran entrar”, dice sobre quienes perpetraron el golpe de estado contra Evo Morales.
Durante su gestión, el mandatario logró cuadruplicar el Producto Interno Bruto (PIB) de Bolivia y reducir de 59.9 a 34.6 puntos el porcentaje de personas viviendo debajo de la línea de pobreza, según estimaciones del Banco Mundial, además de nacionalizar recursos como los hidrocarburos.
“Si bien el gobierno de Evo Morales puede tener un montón de equivocaciones, era la única opción con la que se podía negociar desde la sociedad civil”, estima Nina Uma, habitante de El Alto y quien desde el rap habla de identidades culturales, comunitarias, resistencia anticapitalista, derechos humanos.
A pesar de que la evaluación de la Organización de los Estados Americanos (OEA) habló sólo de irregularidades en las últimas elecciones, y en tal sentido recomendó repetir el proceso, los medios apuraron la manipulación de los hechos y cerraron canales para transmitir información alterna, acusa la artista.
Esto llevó a una veloz escalada de la violencia, con personas golpeadas, atadas, amenazadas, secuestradas, torturadas, amedrentamiento, casas quemadas y la quema de la wiphala, bandera que agrupa las diversidades indígenas del estado plurinacional de Bolivia, reconocido así constitucionalmente.
El racismo y una noción de república que desconoce la pluriculturalidad boliviana, además de la criminalización de la pobreza, han resurgido en esta crisis.
“Ha salido ese monstruo racista, es una pena que haya salido eso, cosas que aún toca trabajar en nuestra Abya Yala”, expresa.
El golpe “es una medida evidentemente geopolítica, no son hechos aislados dentro del planeta ni del continente. Están intentando escarmentarnos. Son momentos muy dolorosos. Al punto del quiebre en nuestros corazones. Y además que queda bronca de que no hayamos sido capaces de fortalecer más todos estos procesos desde nuestras organizaciones”.
Reponerse a las amenazas, repensar, solidarizarse
Sin embargo, Nina Uma no abandona la conciencia de que el pueblo boliviano es el principal actor en esta crisis. Una de las estrategias de debilitamiento es divulgar la noción de que el mundo se divide entre superhéroes y villanos, reprocha.
Sin embargo, los procesos políticos no están sólo en manos de los gobernantes, ese es un mito que busca hacer sentir desolación en los individuos que luchan. El miedo ha sido uno de los elementos articuladores de este descarrilamiento contra Morales, que debía gobernar Bolivia al menos hasta el 22 de enero de 2020.
“Es vital hermanarnos, poner otras voces sobre esto, hablar de las diversidades culturales y la lógica comunitaria”, expone.
Para superar la crisis hace falta organización, articulación, reflexionar sobre lo sucedido para reagruparse, asumir los errores y trascenderlos.
Sobre su trabajo artístico, Nina sabe que es indispensable continuar. “Yo siempre he cantado hablando de estos contextos políticos, sociales, históricos, temas de derechos de las mujeres, de los pueblos indígenas y lo voy a seguir haciendo”.
