En Bolivia se dio un golpe de estado mediante el ataque al eslabón más débil del esquema de gobiernos de izquierda activos en América Latina, estima Katu Arkonada, analista político, ciudadano boliviano y exfuncionario del gobierno de Evo Morales.
La renuncia de Evo Morales, presentada ayer, representa un capítulo más en la historia de intervenciones y saqueos en América Latina, donde los Estados Unidos han boicoteado sistemáticamente gobiernos progresistas en defensa de sus intereses, consideró Arkonada en entrevista con Notimex.
Durante estos días se ha generado mucha violencia en Bolivia, la policía se ha amotinado, la Organización de Estados Americanos (OEA) ha generado dudas sobre las elecciones presidenciales y el ejército ha sugerido al presidente que renuncie, factores que orillaron a Morales a renunciar.
Sin embargo, la decisión del presidente es responsable, pues busca evitar el derramamiento de sangre en el país. “Estamos hablando de un gobierno que no ha reprimido durante todas estas protestas, que no ha generado muertos”, estima el analista, que remarca la diferencia con los gobiernos de Ecuador, Honduras, Haití y Chile, que han producido decenas de muertos, desaparecidos y torturados.
En Bolivia, en cambio, “no ha habido ni un muerto por represión gubernamental en todas estas semanas”. La presión política que llevó a la renuncia “es una cacería absoluta, es la revancha, es la reedición también de ese 2007, 2008 y de todo el clasismo y racismo” que nunca se han desterrado en Bolivia.
“Me da mucha pena, mucha rabia, mucha preocupación por todos los compañeros que están persiguiendo, quemándoles sus casas. Toca reorganizar, esperar que pase, yo creo que esto sí ha sido una derrota; se ha perdido una batalla, no la guerra. El golpe de estado se ha consumado”, explica.
Sin embargo, no todo se ha perdido, pondera el entrevistado, para quien queda preservar la vida, empezando por la del propio Evo, y reflexionar sobre lo ocurrido. A propósito, el canciller de México, Marcelo Ebrard, ha expresado que el gobierno federal podría asilar a Morales en el país.
Hace falta buscar rutas de solidaridad internacional para proteger las labores de crecimiento económico y de bienestar en Bolivia, agrega.
De origen vasco, el analista político y columnista de La Jornada tiene nacionalidad boliviana y ha colaborado con la Unidad Jurídica Especializada en Desarrollo Constitucional de la vicepresidencia, además de la presidencia y la cancillería de Bolivia. Fue también jefe de gabinete de la ministra de comunicación Gisela López.