La Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) de la Refinería de Dos Bocas, Tabasco, contempla 255 impactos a lo largo de las etapas del proyecto, de los cuales 56 son adversos, 34 benéficos y 165 no calificados, que son moderados al ambiente y serán controlados, mitigados o compensados.
El documento elaborado por el Instituto Mexicano del Petróleo (IMP) precisa que el periodo de preparación del sitio presentó la mayor afectación; sin embargo, las actividades involucradas son de corta duración y en la mayoría de los casos cesarán una vez que esta etapa quede concluida.
“Las actividades que causan los efectos más importantes son el desmonte, despalme y las actividades de mejoramiento de suelo, afectando directamente los factores ambientales agua, aire, suelo, geomorfología, vegetación y fauna”, señala.
Por otro lado, la etapa de construcción presentó afectaciones en los factores ambientales aire y suelo, resultado de las actividades de conformación de plataformas, construcción de plantas de proceso y de servicios, e infraestructura asociada, instalación de conexiones y tuberías, así como instalaciones de servicios diversos, principalmente.
La MIA indica que con base en la evaluación realizada durante la etapa de operación y mantenimiento, los factores ambientales aire, agua y suelo se clasificaron en la categoría de impactos moderados y severos con relación a las actividades de operación de las instalaciones, mantenimiento y generación de residuos.
Debido a ello, el documento considera que tal situación demandará el planteamiento de medidas de mitigación y supervisión que aseguren el cumplimiento de las normas vigentes aplicables en la materia.
“Una vez realizado el análisis de la matriz de identificación de impactos generados por el desarrollo de las obras, se identificaron impactos residuales, que son aquellos que persisten en el ambiente después de la aplicación de medidas de mitigación, ya que no vuelven a su condición original en el mismo lugar e indican el impacto final del proyecto”, advierte.
Asimismo, expone que la supervisión ambiental del proyecto se contempla como la herramienta de verificación directa de los aspectos planificados y gestionados, por lo que se vigilará el cumplimiento estricto de las disposiciones legales vigentes y aplicables al proyecto.
También supervisarán la ejecución del proyecto en sus diferentes etapas de desarrollo (preparación del sitio, construcción, operación y mantenimiento), y se ajuste a las bases de diseño y a las estrategias establecidas, así como la valuación de efectividad y eficacia de las estrategias propuestas en este capítulo para el proyecto.
El estudio afirma que la configuración de la refinería se definió con equipos, plantas y sistemas de seguridad que cumplan con las normas de emisión, eficiencia energética y de seguridad en la operación, básicas para reducir las emisiones de gases y partículas tóxicas a la atmósfera, emisión de gases de efecto invernadero, uso eficiente y reducción del consumo de agua dulce.
Detalla que los equipos de combustión consumirán combustibles con bajo contenido de carbono, como el gas de proceso y natural; además, para evitar o contrarrestar los efectos adversos al medio ambiente, en su operación cumplirá cabalmente con la normatividad en materia ambiental vigente.
La MIA revela que en el aspecto económico resulta positivo el proyecto, debido a que la realización del mismo evitará la importación de combustibles y fomentará la autosuficiencia energética de México.
Asimismo detonará el crecimiento económico del sureste de México, que se había mantenido abandonado hasta la fecha, mientras que en el aspecto social resulta positivo, debido a que contribuirá a mejorar la calidad de vida de los habitantes de la región, con la creación de infraestructura y empleo.
“En el aspecto ambiental, cabe señalar que, aunque el desarrollo del proyecto provocará afectaciones moderadas al ambiente, éstas serán controladas, mitigadas o compensadas mediante diferentes sistemas de control ambiental, programas de manejo y de rescate, y reubicación de fauna, así como programas de reforestación”, apunta el estudio.