La escasez de lluvias y la sequía obligó a las autoridades de la ciudad australiana de Sydney a reducir el suministro de agua, por primera vez una década, a partir del próximo sábado, e impondrá multas para quienes violen la medida.
La ministra de Agua, Melinda Pavey, anunció que se impondrán restricciones de nivel uno en Sydney, a pesar de la restricción es obligatoria cuando los niveles de las represas caen al 50 por ciento. Los niveles de la presa se encontraban en 53.5 por ciento el pasado martes.
“Con la falta de lluvia, el gobierno tomó la decisión de que es mejor entrar en las restricciones de agua”, apuntó.
“Es vital que tomemos medidas tempranas y decisivas. El pronóstico más reciente de la Oficina de Meteorología está pronosticando una precipitación por debajo del promedio y temperaturas más altas de junio a agosto, que son los impulsores clave de una mayor demanda de agua”, dijo.
La funcionariaria apuntó además que “las restricciones de agua son una respuesta importante a la sequía”.
Las reglas prohíben el lavado de vehículos, embarcaciones y edificios, el uso de rociadores en patios, jardines, caminos y calzadas, sistemas de riego, así como el uso de piscinas.
Los residentes que violen la medida enfrentarán multas de 220 dólares, mientras que las empresas pueden ser multadas con 550 dólares.
De acuerdo con reportes de prensa, el gobierno de Nueva Gales del Sur anunció restricciones además para las Montañas Azules y la región de Illawarra, limítrofes con Sydney.
Una encuesta hecha por Sydney Water encontró que más del 60 por ciento de los habitantes de Sydney desconocían la actual sequía y estimó que los residente de esa zona usan alrededor de 11 mil millones de litros de agua a la semana.