Estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) desarrollaron un sistema para detectar 280 patógenos en 24 horas de forma oportuna, rápida y segura, lo que ayudará a evitar posibles brotes epidemiológicos.
El dispositivo tiene capacidad para detectar los patógenos en aire, agua, alimentos, organismos o en cualquier superficie en un período de 24 horas, debido a que está compuesto por segmentos del genoma de los microorganismos de interés.
Una de sus aplicaciones y ventajas es que se puede monitorear el medio ambiente para descubrir con oportunidad riesgos, impedir un posible brote epidemiológico y alertar a las autoridades para evitar algún impacto en la salud.
María Leticia Arena Ortiz, de la Facultad de Ciencias de la UNAM, reveló que el sistema ya fue utilizado por estudiantes de la licenciatura en Manejo Sustentable de Zonas Costeras, de la UNAM Mérida, para monitorear la calidad del ambiente en manglares, cenotes y plantas de tratamiento de aguas.
Este microarreglo, que echa mano de los avances sobre el ADN, es capaz de detectar bacterias, hongos, virus, protozoarios, nematodos y microalgas, con aplicación en la industria de la transformación: alimentos, medicamentos, farmacéutica, cosmética y sistemas de potabilización de agua.
Por ese motivo, Arena Ortiz, junto con el director de la Escuela Nacional de Estudios Superiores (ENES) Mérida, Francisco Xavier Chiappa Carrara, fueron galardonados por el Programa para el Fomento al Patentamiento y la Innovación 2019 por este trabajo, que está en proceso de patente.
Arena Ortiz afirmó que “si se hicieran los análisis tradicionales –microbiología– para detectar patógenos, tendríamos que trabajar cinco años para identificar lo que ahora podemos hacer en 24 horas. Se trata de una tecnología que brinda una importante cantidad de información”.
La tecnología aprovechada por los universitarios comprende 38 mil sondas moleculares de hibridación inmovilizadas, diseñadas a partir de secciones del genoma ya reportado de los patógenos, específicas para grupos como bacterias, hongos, virus, protozoarios y nematodos.
“Se utilizan regiones del genoma de los microorganismos que son propias de cada especie, y sirven para identificarlos; se inmovilizan de manera sintética cadenas de ADN simples, ordenadas como si fueran miles de peines”, explicó.
A partir de muestras de agua o suelo, alimentos o incluso de una herida, los científicos obtienen ADN de los microorganismos que pueden hacer daño a la salud humana, para analizarlo en el microarreglo, agregó.