En condiciones totalmente extremas, el actor mexicano Armando Espitia filmó la película guatemalteca Nuestras madres, que competirá en la Semana de la Crítica del Festival de Cannes, en su edición 2019.
El esquema de trabajo de una película en México, es muy diferente en Guatemala, señaló el histrión en entrevista con Notimex, quien se enfrentó en esta producción con un proyecto con menos recursos y herramientas.
“Eran jornadas larguísimas, extenuantes de grabación, en lugares en donde no habían baños, comíamos parados, en condiciones muy extremas, en donde me llevé un gran aprendizaje con las personas de Guatemala, quienes siempre tenían una solución para cualquier reto al que nos enfrentábamos”, dijo.
Considera que cada personaje e historia en la que se involucra representan una escuela para él, por el vasto aprendizaje que adquiere, sin embargo éste fue, en todos los sentidos, incluso físicamente, el que le demandó bastante.
Un ejemplo de esto es que el elenco debía de estar despierto muchas horas, realizaban actividad física en un clima al que no estaba acostumbrado, en montañas, cuya altura le impedía respirar del todo, por lo tanto aprendió a la resistencia en su personaje como actor.
El equipo de esta película son los únicos mexicanos en que asistirán a Cannes, algo que lo llena de orgullo, pues afirma que cada año se hacen cintas de calidad en México.
“Cannes siempre es de los primeros sitios del año en donde estarán las grandes películas, y que nos hayan seleccionado es un súper honor. Yo estoy súper orgulloso de representar al país, aunque no sea una producción mexicana”, aseveró el joven.
En esta cinta, Espitia se convertirá en un antropólogo forense, quien busca sus raíces y que apoya en la identificación de personas desaparecidas durante la Guerra Civil Guatemalteca.
Un día, a través de la historia de una mujer, “Ernesto”, su personaje, cree que tiene una pista que le permitirá encontrar a su padre, un guerrillero que presuntamente fue asesinado durante las revueltas revolucionarias.
Para esto, el actor se preparó cuatro meses en comprender la labor de esta profesión, así que, en primer lugar leyó la historia de Guatemala para llegar preparado intelectualmente.
Después en ese país, trabajó una semana en una fundación que se dedica a la antropología forense, con gente que trabaja con las osamentas y las mandan a laboratorios de ADN para hacer estudios y así encontrar a los familiares.
“Preparándola me encontré con emociones muy profundas y arraigadas, que yo no sabía si tenía a flor de piel, pero cuando me enfrenté a ellas, preparándome con el personaje, me doy cuenta que es relacionado a que todos tenemos un origen, una raíz, esta película toca esas fibras, es muy emocionante y me puso muy vulnerable”, concluyó.