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Por huelga en la UAM, alumnos están a punto de perder empleos y becas

Andrea Godínez Rivera, estudiante de 23 años del onceavo trimestre de la licenciatura de Letras Hispánicas en la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) calificó como “muy preocupante” la situación de los estudiantes, derivada de la huelga que lleva más de 80 días.

En su caso, a un poco más de un trimestre de finalizar su licenciatura, la entrega de sus documentos y proceso de titulación tal vez sea hasta junio de 2020, cuando debió ser a principios de ese año.

La vida de Andrea dio un giro radical y ahora aprovecha el tiempo en lecturas e investigaciones para adelantar su trabajo de tesis de manera autodidacta, pues no es posible trabajar a distancia con sus profesores.

“Me dedico a leer y a trabajar, principalmente en mi tesis para avanzar lo más que pueda para evitar presiones futuras cuando termine la huelga; también hago ejercicio para relajarme un poco porque emocionalmente también es mucho desgaste la incertidumbre”, expuso.

Señala que la irresolución es desesperante porque ahora no sabe si perderá o no el trimestre, si tendrá que reiniciarlo o trabajar a marchas forzadas para recuperarlo una vez que termine el conflicto.

La joven estudiante indica que su licenciatura debería terminarla en julio próximo y ahora no tiene ni fecha cercana; hecho que la afecta en su aspiración para continuar con sus estudios de maestría este mismo 2019, porque la convocatoria no se ha emitido.

“Siento que ahora nos van a obligar a trabajar muy rápido y vamos a tener una presión muy fuerte, porque seguramente no tendremos los trimestres completos; sino tal vez sólo 51 días y por tanto el trabajo es mucho más pesado”, expuso.

Godínez Rivera estudia en la UAM tiempo completo, por lo que acude a clases tanto en la mañana como en la tarde apoyada por una beca por excelencia académica que le otorga la propia universidad, ya que tiene promedio de 9.5.

Cuenta con una beca de manutención y transporte que le otorgó el gobierno local, la cual, lamentó, ha sido suspendida dese que inició la huelga.

Samanta Ríos, estudiante también de Letras Hispánicas, cursa el onceavo trimestre de la licenciatura, avanza también en trabajos para tener lista su tesina la semana próxima.

Coincide con su compañera Andrea en el sentido de que una vez que termine el conflicto laboral, seguramente “habrá el doble de trabajo, por lo que tengo que adelantar lo más que se pueda”.

Antes de la huelga, Samanta pasaba gran parte del día en la escuela para llevar a cabo sus actividades académicas, así como la organización de un congreso anual organizado por la licenciatura cada septiembre y que por la actual situación parecería que tampoco se llevaría a cabo.

“Mis documentos se van a atrasar mucho más de lo que yo tenía contemplado, La idea era tenerlos entre enero y febrero próximos y ahora será hasta junio o julio del 2020; situación que realmente es muy desesperante”.

Ríos indica que también el factor económico es de suma relevancia, ya que ella quiere empezar su vida laboral para ayudar en los gastos de su casa y para solventar los suyos.

Lo anterior, porque al igual que Andrea, también está becada por excelencia académica; así como por manutención y transporte que va de 750 a mil pesos mensuales, “pero ahorita yo no estoy recibiendo ese dinero y entonces hay un gasto extra en mi casa por mí.

“Me siento como una carga y eso me deprime mucho porque no puedo tampoco salir. Para ello se necesita dinero, como pagar un transporte, y ahorita ninguna de las dos becas tengo depositadas”.

Samanta explicó que con el cambio de gobierno local había que renovar la beca, pero no hay dónde hacer el trámite dentro de la escuela, y de no renovarse, señala que no se hará el depósito respectivo.

“Entonces el asunto de las becas es otro problema para quien dependemos económicamente de ello. No sabemos qué va a pasar. La suspendieron desde que inició la huelga y no sabemos si cuando termine harán el depósito retroactivo”, señaló.

Ahora, en un día común, además de estudiar por su cuenta, Samanta se comunica con sus compañeros por teléfono y redes sociales para adelantar en la medida de sus posibilidades la organización del congreso.

También hace ejercicio “porque lo que estamos viviendo también te afecta emocionalmente. Es un golpe, porque yo esperaba estar libre de la escuela a mediados de año, a más tardar para buscar empleo y combinarlo con mi especialización.

“Me siento realmente muy frustrada. Tengo mucha ansiedad. Hay que estudiar de manera autodidacta y no estás acostumbrado a eso, me hizo sentir perdida, recién que inició la huelga y eso me estresaba mucho”, señaló.

Samanta revela que por esa razón empezó a practicar el ejercicio físico porque “te provoca una caída emocional muy fuerte porque cambia tu ritmo de vida. Sí me he sentido deprimida”.

En tanto que Itzel Gómez Santiago, de 22 años, estudiante de noveno trimestre de Psicología de la Unidad Xochimilco, dice también estar “desesperada porque no se ve para cuando termine la huelga” y las afectaciones para su persona son laborales y profesionales.

Señala que encontró empleo y que iniciaría a laborar a mediados de mayo próximo, pero sus empleadores le piden una constancia académica que sólo la puede obtener en las oficinas de la escuela, y que de no presentarla a más tardar a mediados de junio no podrá continuar trabajando.

Asimismo, expone que debido a la huelga, también perdió la oportunidad de iniciar su servicio social, ya que también requería una constancia de estudios que tampoco pudo entregar.

Por ambas situaciones, la estudiante de Psicología depende económicamente de su madre, quien ahora debe solventar todos sus gastos, “y me duele mucho no ser productiva”.

Itzel habría terminado su trimestre a principios del presente mes, para iniciar el siguiente en mayo.

Las estudiantes entrevistadas coinciden en que urge una pronta solución del conflicto laboral.

Indican que son conscientes de las demandas laborales, “pero nos privan de nuestro derecho a la educación; pedimos un dialogo efectivo. Ojalá el sindicato deje de ser “berrinchudo”, que sea coherente en sus demandas y que a su vez, la autoridad sea flexible”, puntualizaron.

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